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Assassin's Creed Origins

Assassin's Creed Origins

  • PlataformaPCPS49XBO
  • GéneroAventura, Acción
  • DesarrolladorUbisoft
  • Lanzamiento27/10/2017
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorUbisoft

Assassin's Creed Origins, análisis

Tras casi dos años en barbecho, la saga más cotizada de Ubisoft regresa para narrar los orígenes de la Orden de los Asesinos. Lo hace ambientado en el Egipto ptolemaico, en un momento en el que la antigua tierra de los faraones está a un paso de perder su independencia y caer bajo dominio romano. Las promesas han sido muchas; las esperanzas, enormes. ¿Está el juego a la altura de las expectativas?

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El amanecer de La Hermandad

El pan y la cerveza, dos productos cotidianos que sin embargo se llevan elaborando desde hace milenios. En el Egipto de los antiguos faraones, la producción de estos alimentos estaba estrechamente relacionada. De acuerdo con los datos arqueológicos recopilados por los investigadores, ambas especialidades se preparaban en el mismo taller, ya que compartían el trigo como ingrediente principal (distintas variedades). Su cultivo estaba masificado y gran parte del grano era exportado a Roma, que en los últimos tiempos de la República atravesaba severas crisis agrarias. Estos y otros muchos detalles forman parte del minucioso proceso de documentación que el equipo de Ubisoft ha llevado a cabo para construir Assassin’s Creed Origins. 

Según cuenta la compañía francesa, muchos han sido los que desde el ámbito académico han animado a Ubisoft a ir un paso más allá y ofrecer no solo diversión, sino también información histórica y cultural. En otros títulos de la serie ya habíamos disfrutado de completas enciclopedias, pero esta vez se está desarrollando un modo especial que llegará como contenido descargable gratuito a principios del año que viene. Se trata del Discovery Tour, un recorrido a lo largo y ancho de Egipto donde, a modo de museo, el jugador podrá pasearse por las calles, descubrir monumentos y recibir información detallada sobre ellos. Para que la experiencia fluya sin complicaciones se desactivarán las misiones y los encontronazos con enemigos.

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Dos años después del lanzamiento de Assassin’s Creed Syndicate, la serie de asesinos regresa con un lavado de cara. El juego creado por Ubisoft Montreal inició su desarrollo justo después de que el equipo completara Black Flag. La tendencia hasta ese momento había sido la de avanzar en la historia de la humanidad, pero en Origins regresamos al pasado, a un pasado remoto donde la Orden de los Asesinos todavía no existía como tal. Nos encontramos en Egipto, en el año 49 a.c. La época de las poderosas dinastías faraónicas ya es historia. Desde la conquista de las arenas por parte de Alejandro Magno, los reyes macedonios se sientan en el trono como una nueva dinastía, la ptolemaica. Aquellos tiempos representan los últimos años de Egipto como territorio independiente antes de sucumbir al yugo de Roma.

El juego nos presenta a Bayek de Siwa, uno de los últimos supervivientes de la antiquísima Orden de los Medjay. Este cuerpo militar se había encargado de proteger los intereses de los faraones durante siglos, pero con la caída de los viejos reyes, el protagonismo de los Medjay había decrecido hasta su casi desaparición. En el trono de Egipto se sentaba entonces Ptolomeo XIII, el rey niño. Manipulado por consejeros y otras fuerzas oscuras, el joven gobernante se comportaba como un tirano. En el otro lado del tablero, Cleopatra Filopátor, hermana y esposa de Ptolomeo, que se hallaba en el exilio conspirando para conseguir su ansiada corona.

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La historia de Assassin’s Creed Origins arranca con una escena de introducción sosegada. Bayek vive feliz junto a su familia y asiste a un acto conmemorativo en el que el faraón Ptolomeo y su cortejo real desfilan triunfantes. Tan solo una mirada taciturna entre ambos personajes deja traslucir una futura enemistad. A continuación, visualizamos un nuevo corte en el que nuestro protagonista luce melena y barba desaliñada. Luego, un combate a muerte. El ritmo sube, la acción se torna más trepidante.

La primera hora no es otra cosa que una excusa para que el jugador se haga con las mecánicas. Por fortuna, las explicaciones están bien integradas y no nos da la sensación de estar ante un largo tutorial, como sí ocurría en otros títulos de la serie. Siwa es una zona minúscula dentro del colosal mapa de Egipto, pero aun así nos embarga una sensación abrumadora.

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El detonante narrativo que mueve a Bayek y a Aya, esposa del Medjay y brava guerrera, es el asesinato de su hijo a manos de una misteriosa organización: La Orden de los Antiguos. A partir de la muerte de Khemu se hila una trama de venganza que se entrevera con los secretos de la siniestra organización. Personajes históricos como Cayo Julio César, Pompeyo Magno, Cleopatra y Ptolomeo juegan su papel en uno u otro bando, aunque su presencia se limita a dibujar el contexto histórico que sirve para amoldar la historia de Bayek y del origen de La Hermandad de Asesinos. 

En otros Assassin’s Creed nos dio la impresión de que el argumento era inconexo, que iba como a saltos, lo mismo se apagaba, lo mismo se encendía. No ocurre lo mismo en Origins. No estamos ante el mejor guion en videojuegos ni mucho menos, pero el argumento resulta interesante y está bien narrado. En lo que se refiere a la parte del presente y de Abstergo no diremos nada para que la descubráis por vosotros mismos. Sin embargo, estas secciones aparecen poco y están construidas para no interrumpir demasiado las historias del pasado, algo que ayuda a cohesionar el argumento mejor.

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Bajo la mirada de Anubis

No hay ninguna saga de videojuegos que haya reproducido períodos históricos antiguos tan bien como Assassin’s Creed: el Jerusalén de las cruzadas, la Italia renacentista, la Francia revolucionaria, el Londres victoriano, el Caribe de los piratas…y ahora el antiguo Egipto. El trabajo que Ubisoft ha realizado es apabullante. Es difícil describir con palabras la belleza de los escenarios, la pulcritud con la que el estudio de Montreal ha diseñado cada resquicio del mapa. 

La imagen colectiva que tenemos de Egipto es la de un inmenso océano de arena, suelo imberbe y desangelado recubierto de restos de inmensas pirámides mortuorias. Allí, los ásperos granos dorados se introducen por el cuerpo, secan la garganta y producen un llamamiento desesperado, «¡agua!». El hombre abandonado a su suerte camina sin dirección bajo el sol ardiente hasta que cae la noche, cuando las temperaturas descienden y el frío atenaza, tensa músculos, debilita. Al día siguiente, calor de nuevo. «Agua, agua, agua. ¿Dónde está el condenado oasis?», se pregunta el pobre desdichado. A punto de desfallecer, en un momento en el que mover las piernas conlleva un esfuerzo titánico, se materializa en el horizonte una escena idílica: plantas frescas y verdes rodean el oasis e invitan a probar sus mieles. Junto a las aguas, los camellos y dromedarios beben con fruición el néctar de la vida. Mientras tanto, cada paso cuesta más, tan cerca, tan lejos. Y cuando ya siente el agua sobre su boca, el espejismo se quiebra; la arena llega a los pulmones, serpentea, pudre todo a su paso, mata...

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Egipto es mucho más que arena y pirámides, y a Ubisoft no se le ha olvidado. Los escenarios arenosos y los grandes monumentos no faltan, pero también nos cruzamos con amplios campos de cultivo, ruinas de templos, zonas pantanosas o ciudades como Alejandría, que conservan la iconografía de las urbes griegas. Egipto es enorme y detallado, lleno de personas y animales. El mundo se siente orgánico, más vivo que en otras entregas, y eso es así porque los propios habitantes tienen su modus vivendi y realizan sus tareas diarias. 

Los modelados de personajes son más irregulares. Por supuesto Bayek, Aya y el resto de héroes y villanos lucen bastante bien, parecidos a los de Assassin’s Creed Syndicate. No obstante, a otros tantos secundarios se les ve algo más deslustrados, tal vez por la envergadura del juego, que cuenta con infinidad de personajes y de misiones. 

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El juego lo hemos analizado en PS4 Pro utilizando un monitor Full HD. Su rendimiento no es perfecto, pues en momentos de congestión el framerate baja por debajo de los 30 fps, tal y como Digital Foundry ha confirmado en su análisis técnico. Por otro lado, en las escenas cinemáticas la caída de fotogramas es más pronunciada, algo que esperamos que se solucione en el futuro. De todas maneras, que nadie se lleve las manos a la cabeza: esto no es un caso como el de Assassin’s Creed III o Unity, que sí se comercializaron cuando todavía faltaba trabajo por delante. Recordad que a partir del próximo 6 de noviembre estará disponible de forma gratuita el parche que implementará el HDR para las televisiones compatibles.

Como mencionábamos, algunos juegos de la serie no salieron en las mejores condiciones. Los bugs de Unity fueron objeto de mofa en Internet durante largo tiempo, hasta el punto de que la imagen del producto quedó dañada incluso cuando los errores ya habían sido subsanados vía actualización. Esto mismo ocurrió con Mass Effect Andromeda hace tan solo unos meses. Origins es un título de enormes proporciones, por lo que los bugs y glitches están indudablemente presentes. A lo largo de la partida nos hemos quedado atrancados por culpa de bugs unas tres o cuatro veces. Hemos detectado defectos gráficos como el popping (aparición repentina de elementos) o el clipping (por ejemplo, cuando el personaje atraviesa la pared). Pese a ello, esto es normal habida cuenta de la cantidad de personajes que se mueven en tiempo real en escenarios gigantescos.

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La música es un aspecto que Ubisoft suele cuidar en sus juegos en general y en Assassin’s Creed en particular. La banda sonora compuesta por Sarah Schachner nos introduce en el Egipto del siglo I a.c. con temas que inmediatamente nos remiten a la época y al lugar. Son piezas que ambientan y saben acompañar a la narrativa, subrayando las situaciones importantes cuando tienen que hacerlo.

El doblaje en español no es del todo brillante. Si bien la voz de Jordi Boixaderas encaja como un guante en el papel de Bayek de Siwa, la Cleopatra de Clara Lago suena sobreactuada, como si no hubiera contado con una dirección clara. No es el desastre de Christian Gálvez encarnando a Napoleón, pero en inglés suena mucho mejor. Donde de verdad se aprecia la diferencia entre ambos doblajes es en las voces de los personajes secundarios. En ese punto las voces anglosajonas van varios pasos por delante.

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Elementos RPG y nuevo sistema de combate

El mayor pecado de los juegos de mundo abierto es la repetición de situaciones. Las misiones de recadero amenazan con amargarnos la partida bajo el falso pretexto del “cuanto más mejor”, independientemente de la calidad de los contenidos. Sin embargo, desde que The Witcher 3 desafió esa regla, el resto de compañías ha tratado de trasladar esas innovaciones a sus respectivos productos. 

Assassin’s Creed Origins deja de lado las misiones secundarias más anodinas para hacer hueco a tareas preñadas de narrativa. Es cierto que no todas ellas están a un nivel alto y que hay historias poco inspiradas, pero también encontramos misiones que aportan una visión sobre los personajes del mundo, sus ritos, sus formas de vida. En alguna ocasión brindan datos sobre el propio Bayek, que configuran nuevas capas para comprender mejor las motivaciones del protagonista.

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Tanto las misiones principales como las secundarias están marcadas con un nivel recomendado. Y es que la nueva producción de Ubisoft, más que un juego de acción/aventura, es prácticamente un Action RPG. A medida que eliminas enemigos, completas misiones y encuentras nuevas localizaciones, el nivel del personaje aumenta. A pesar de que hemos hecho alusión al “nivel recomendado”, el juego nos obliga a completar tareas secundarias para hacer frente a las misiones de historia.

Bayek cuenta con un amigo muy especial, su águila Senu. No es un compañero cualquiera, puesto que podemos utilizar su vuelo para marcar enemigos y hallar objetivos concretos. En casi todas las misiones requerimos de sus servicios para efectuar los preparativos preliminares. Esto hace que a la larga las situaciones se tornen algo repetitivas. Al marcar al enemigo, podemos conocer su posición y valernos de esa ventaja cuando nos infiltramos. Silbar para llamar la atención, escondernos en el interior de un bloque de paja o ejecutar al rival por la espalda o desde las alturas son acciones habituales que están de vuelta en Origins. El punto más débil desde el punto de vista del sigilo es que la inteligencia artificial de los soldados sigue siendo endeble. Reaccionan rápidamente en algunas situaciones, pero en otras se quedan paralizados como pasmarotes. Sí es verdad que cuando un guardia enciende los braseros y llegan los refuerzos la cosa puede complicarse, aunque siempre podemos poner pies en polvorosa y esperar a que todo se calme.

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Se echa en falta más variedad en los tipos de misiones. Casi todas nos instan a infiltrarnos en un campamento o refugio enemigo para conseguir un objeto concreto, rescatar a un personaje apresado o matar a un objetivo. Lo bueno es que el juego ofrece las herramientas necesarias para proceder como a cada uno le convenga. 

Otro de los dones de Senu es el de encontrar los materiales necesarios para mejorar nuestro equipo (hoja oculta, brazal, peto, carcaj, bolsa de herramientas, etc). Casi todos se obtienen de los animales que pueblan el mundo, de forma que tendremos que afinar las habilidades de Bayek para acabar con bestias, pájaros y animales dóciles. El antiguo Egipto es un mundo repleto de peligros donde animales y humanos luchan por la supervivencia. Con inteligencia es posible valerse del entorno y utilizar la fauna en beneficio de Bayek.

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En distancias tan amplias el viaje es un elemento imprescindible. Claro que sufrir largas caminatas no siempre es del agrado del jugador, ni siquiera cuando cabalguemos en nuestra montura. Por eso vuelven las atalayas, que al sincronizarse abren nuevas misiones, mejoran la percepción de Senu y activan el viaje rápido. Asimismo, se ha eliminado el minimapa característico, que se ha sustituido por una brújula al estilo Skyrim. Siguen figurando marcadores en el mapa general, pero de un modo mucho más reducido.

Apuntábamos previamente a la existencia de un sistema rolero de niveles. Dicho mecanismo está ligado al árbol de habilidades del protagonista, que se va desarrollando a partir de tres ramas diferentes: Cazador, Guerrero y Vidente. Al subir de nivel se otorgan puntos que podemos canjear por las habilidades correspondientes.

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La franquicia Assassin’s Creed siempre ha tenido problemas con su sistema de combate. Su escasa dificultad en casi todas las entregas eliminaba el reto de la ecuación y fomentaba un estilo de juego casi contemplativo. Ubisoft Montreal ha rediseñado desde cero el sistema de lucha y ha introducido unas mecánicas que algunos han comparado con las de Dark Souls. Bayek sujeta el escudo con una mano y el arma con la otra. Podemos fijar objetivo, atacar, esquivar las estocadas rivales, protegernos con el escudo y romper su defensa con un golpe potente. Además, con el tiempo, se rellena una barra que habilita poderosos ataques especiales. Los distintos tipos de armas se sienten diferentes, sobre todo si distinguimos entre las más pesadas y las más ligeras: espadas, mazas, hoces, hachas, etc. Todas tienen nivel y se pueden craftear con la ayuda de un herrero. También es posible utilizar el arco como arma de largo alcance e incluso luchar a lomos de tu montura.

El sistema no es fácil de dominar a pesar de que los controles son sencillos. Tal vez el problema es que funciona genial cuando te enfrentas a un solo rival, pero cuando el enemigo va en grupo la batalla se hace mucho más caótica. La cámara juega a veces malas pasadas y el combate se suele desarrollar, en definitiva, de forma tan rápida que no es fácil reaccionar. Con todo, el combate es otro paso más en la buena dirección.

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El título de Ubisoft incluye tantos elementos que es imposible reflejarlos todos en el texto: se adapta a todo tipo de jugadores gracias a los niveles de dificultad (fácil, normal, difícil), implementa el ya casi obligatorio modo foto, así como la exploración de tumbas, la investigación de escenarios en busca de pistas, las carreras de carros y las luchas de gladiadores. Las cajas de botín se obtienen con dinero del juego y apenas tienen incidencia real. Sí existen unas microtransacciones denominadas “aceleradores”, que permiten mejorar más rápidamente. 

Egipto brilla con esplender y lo hace junto a Assassin’s Creed. La fórmula ha evolucionado en la dirección adecuada y abre la puerta a nuevos caminos a explorar. A día de hoy no se sabe de qué modo se va a enfocar la franquicia, ni siquiera si va a retomar el modelo anual. Vistos los resultados positivos, casi mejor esperar y no ir con demasiada prisa.

Este análisis se ha realizado utilizando la versión PS4 del juego

9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.