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Uncharted: El Legado Perdido

Uncharted: El Legado Perdido

Uncharted: El Legado Perdido, análisis

La saga estrella de Sony y Naughty Dog vuelve a la carga en Playstation 4 con una nueva aventura, con Chloe de protagonista y muchos tesoros por descubrir.

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Uncharted: El Legado Perdido, análisis

Hace casi un año y medio desde que Naughty Dog cerrara -¿para siempre?- el círculo de Nathan Drake en la saga que lo alzó a personaje icónico de Playstation. Uncharted 4 era un juego que recogía el testigo no solo de la trilogía sobremesa de Playstation 3, sino que también heredaba algunos elementos que se habían visto en el otro gran videojuego que la compañía había dejado en la anterior generación: The Last of Us. Contra pronóstico, porque no es la manera de proceder habitual de Naughty Dog, se anunció que estaba en camino ‘El Legado Perdido’, una nueva entrega que primero se presumió como DLC o expansión y que luego se confirmó como un standalone potente por su contenido y duración. Decimos adiós a Drake y saludamos a Chloe Frazer, un personaje secundario que nos encandiló en el pasado, que no estuvo presente en Uncharted 4 y que ahora protagoniza la última entrega de la serie.

Chloe tiene un papel divertido en varias fases de los acontecimientos de Uncharted 2 y 3. Una experimentada cazadora de tesoros que tuvo en el pasado una relación sentimental con Nate que marca, sobre todo, los acontecimientos de la segunda entrega de la serie. A muchos, entre los que me incluyo, les encantó el papel que tenía esta profesional del robo, y sorprendió que no apareciera en el supuesto adiós de Drake en Uncharted 4. En el Legado Perdido comparte protagonismo con Nadine Ross, la mercenaria que se presenta como una de las antagonistas de la anterior entrega de la serie. Ambas buscan, aunque con motivos diferentes entre bambalinas, un artefacto hindú de gran importancia mientras se enfrentan a Asav, un líder rebelde indio que también quiere dar con el colmillo de Ganesh mientras prepara lo que sería casi un golpe de estado en el país asiático.

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La premisa del juego empuja a un formato de aventura que ya hemos vivido dentro de la saga. La persecución, cada uno con sus deseos y necesidades, de una reliquia que cruza a protagonistas y enemigo de varias maneras, con unos aprovechándose de los actos de los otros y viceversa. Es importante recalcar esto, porque El Legado Perdido peca en varios momentos, tanto argumentales como jugables, de repetir esquemas, propuestas o incluso calcar situaciones que vivimos en el pasado. El Deja vú  es tal que a lo largo de las 7 horas que puede durar una primera partida en nivel moderado (con un 30-40% de los tesoros encontrados) serán varios los momentos que nos evocarán a situaciones vividas, sobre todo, en Uncharted 4.

Esto tiene sus ventajas e inconvenientes. Por un lado, no cabe duda que es una apuesta segura en muchas de las características que han definido la saga. Se replica todo lo que ha funcionado recientemente. Ritmo, mecánicas de juego y golpes de efecto narrativo. Por el otro, el conservadurismo evidente que ofrece El Legado Perdido provoca que sean pocas las sorpresas que el jugador se encontrará. Esta entrega se atreve poco a cambiar lo que funcionó. Pule y mejora ciertos elementos -por ejemplo el gran espacio Open World del título es más interesante y activo que en Uncharted 4- y cuenta con una gran variedad de puzles, pero todo dentro de un esquema claramente delimitado por la anterior entrega de la que Chloe y Nadine no se llegan a separar del todo en ningún momento.

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El Imperio Hoysala

La aventura empieza con Chloe y Nadine intentando adentrarse en el fortín de Asav para conseguir un artilugio que les pueda llevar hasta el Colmillo Dorado de Ganesh. Los primeros compases funcionan a modo de tutorial, moviéndonos entre las calles de una ciudad india mientras nos familiarizamos con los controles. Chloe tiene las mismas capacidades que Nathan Drake a la hora de enfrentarse a todo tipo de desafíos. Y eso pasa por secuencias de plataformas (bastante guiadas) en las que vamos saltando de un lado a otro con ciertos añadidos, heredados de Uncharted 4, que van desde la cuerda que permite balancearse y llegar a lugares casi imposibles, hasta las paredes en las que clavar picos para crear plataformas nuevas. El plataformeo vuelve a estar presente en abundancia, ideal para llegar a nuevas zonas y, en algunos casos aunque no tan extendido como antaño, para sorprender y desarbolar a los enemigos en zonas de tiroteos. 

A ello se le une la otra gran mecánica de juego: los tiroteos. Serán constantes, en espacio algo más limitados -no esperéis un combate a 360 grados y escala como el que se libra entre barcos abandonados en Uncharted 4- pero con un elenco de enemigos marca de la casa. Pistolas, metralletas, francotiradores, escopetas, lanzacohetes y enemigos pesados con varias capas de armadura son la principal fuente de problemas que tendremos ante nosotros en los enfrentamientos con arma de fuego que iremos superando. La IA enemiga también nos es familiar: se esconden, los de corto alcance nos rodean para sorprendernos por la espalda y la mayoría nos lanzan granadas si estamos demasiado tiempo escondidos en una misma cobertura. Entre nuestro arsenal, el mismo que los enemigos al que hace falta añadir el C4, ideal para lanzar o pegar en paredes y suelo para preparar emboscadas o acabar con vehículos de gran envergadura. También podemos utilizar el sigilo para limpiar la zona de enemigos antes de enfrentarnos en fuego cruzado. Nada que no le suene a los fans de la saga: escondernos en hierbas altas, golpear por la espalda, desde arriba o desde salientes a los enemigos e impedir que nos detecten escapando de su campo de visión.

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Tanto Chloe como Nadine, que funciona como NPC autónomo que nos acompaña durante toda la aventura, cuentan con un elenco de golpes cuerpo a cuerpo ágil, con más variedad de movimientos y situaciones que los vistos en los puños de Drake. Según el contexto podremos lanzar enemigos al vacío, cogerlos para que los golpee nuestra compañera (o al revés) y, en definitiva, generar situaciones de superioridad ante las que la IA aliada funciona bien. También a nivel de exploración y tiroteos: Nadine no limpiará una zona ni nos solventará un puzle, pero sí que tiene un rol de apoyo que funciona y no es un mero espectador. Aunque, en modo sigilo, sus movimientos a veces tienen poco de sigiloso -aunque solo nos detectan si nos ven a nosotros, es algo que rompe el clímax en alguna situación concreta-, lo cierto es que la IA de Nadine funciona razonablemente bien respecto a sus predecesores.

Todas estas propuestas jugables se van mezclando en espacios delimitados, pero de gran escala en muchos casos -cabe resaltar que a medida que nos adentramos en el mundo escondido de los Hoysala alucinaremos con las estructuras y elementos visuales que se nos van presentando ante nosotros- mientras se intercalan con varios rompecabezas. Los acertijos son constantes, más que en otras entregas -sobre todo si tenemos en cuenta que dura menos de la mitad que Uncharted 4- y algunos de ellos están bastante bien resueltos. Uncharted no ha sido nunca una serie que te deje encallado y sin posibilidad de avance por un puzle imposible de comprender, pero sí es cierto que en este caso varias mecánicas -sobre todo rompecabezas de reconstruir elementos moviendo partes del mismo y haciendo que encajen- sorprenden para bien y tienen cierto desafío que se agradece. 

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En este sentido, es importante detenerse en el momento mundo abierto de la aventura de Chloe. en cierto espacio durante el primer tramo de juego se nos dará un Jeep y un enorme mapa que explorar. A nivel de aventura principal tenemos que encontrar tres puntos que, solventadas sus exigencias, nos permiten abrirnos paso hacia el siguiente desafío de la trama. Pero también encontraremos un lugar desconocido que nos brindará la opción de enfrentarnos a una misión secundaria basada en conseguir 11 medallones (solucionando puzles, limpiando la zona de enemigos, encontrando el camino por plataformas nada evidentes) repartidas por este escenario. La recompensa, para los amantes cazatesoros del juego, vale muchísimo la pena. Y muestra una manera de presentar el mundo abierto más sólida que en Uncharted 4. En la última aventura de Drake, el concepto Open World estaba muy relacionado con un elemento contemplativo del escenario que nos rodeaba y también con la búsqueda de los tesoros extras. Aquí se le da más coherencia tanto para el desarrollo de la trama como en esta sidequest que invita a explorar y solventar los desafíos que nos rodean. Aunque es cierto que este formato se desaprovecha usándose solo en ese espacio.

La exploración de Chloe también nos llevará a abrir distintos cofres blindados con ganzúas, una mecánica muy sencilla pero que nos puede dar ventaja para descubrir tesoros y conseguir armamento pesado o necesario para ciertos combates, hacer fotos de lugares icónicos con nuestro móvil y dar con varias conversaciones extras que ahondan en la relación -aunque de manera ligera- entre los personajes que van apareciendo en el juego. Algo que, sí, también es herencia de Uncharted 4. A nivel narrativo, la relación entre las dos protagonistas es uno de lo ganchos del juego. No llegan al nivel de carisma ni espeontaneidad visto en personajes como Drake o Sully, pero nos dejan buenos momentos. Además, el título es mucho más directo: no se anda con rodeos narrativos y el ritmo de la acción y situaciones que se viven es constante, algo que agradecerán aquellos que echaran en falta menos pausa en la entrega anterior y que invita a rejugar en otras partidas en niveles de dificultad más elevadas (aplastante incluida, como no puede ser de otra manera).

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Expandir la experiencia Uncharted

Llegados a este punto, queda claro que Uncharted: El Legado Perdido, es heredero del trabajo que se hizo en la última entrega numerada de la serie. Nació como expansión de ese mundo y eso es lo que realmente hace: expandir en el sentido de ampliar durante unas 7-10 horas (depende de lo profundo que explore uno y con algunas horas más para los que busquen el 100%) la fórmula que vimos hace un año y medio. Las sorpresas que nos brinda el juego están más relacionadas con el impresionante mundo que nos rodea y en pequeños detalles -un puzle, un desafío concreto, un momento paloimtero- que en intentar ofrecer una experiencia diferente a lo que y conocimos. El protagonismo de Chloe es circunstancial: son escasas las diferencias entre sus habilidades y las de Drake. Se controlan y se juegan de la misma manera, por lo que el cambio de protagonista tiene más que ver con la idea de refrescar a nivel narrativo que no en ofertar algo jugable dentro de la saga desde un punto de vista diferente. De hecho, el título incluso replica ciertos momentos de vehículo y cinemáticas o enfrentamientos que son, en varios momentos, casi idénticos a situaciones intensas vividas en el pasado. Seguramente con una imagen y semejanza recreada a drede, pero que hace perderle frescura al cómputo global del juego. 

A nivel audiovisual estamos, de nuevo, en uno de los juegos más sorprendentes de Playstation 4. Tanto los modelados de los personajes como sus animaciones, que brillan sobre todo en varios momentos como los nuevos ataques cuerpo a cuerpo, rozan un gran nivel. Pero donde el juego despunta es en los escenarios. Espacios amplios y llenos de vegetación que dejan paso a enormes estructuras antiguas, con figuras gigantes, repletas de contrastes y lugares simplemente impresionantes. El modo foto, que permite de nuevo modificar a nuestro antojo imágenes que vayamos viendo in-game, vuelve a ser tan preciosista como hace año y medio gracias, como decíamos, a la recreación de los escenarios que visitamos. La banda sonora sigue el camino marcado por Naughty Dog en Uncharted 4, con melodía que acompañan a la perfección, con detalles sonoros que acompañan nuestras acciones y una doblaje al castellano que tiene un buen acabado aunque algunas voces y diálogos, sobre todo con Chloe de por medio, no siempre expresan con suficiente personalidad lo que realmente quieren recrear. 

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El juego llega con el multijugador completo de Uncharted 4 que tantas sorpresas ha dado desde que vier a la luz. Eso significa que viene con los 14 mapas disponibles, seis modos, partidas igualadas, desafíos para ir consiguiendo experiencia y una gran cantidad de elementos desbloqueables entre los que se añaden personajes como Asav y trajes para Chloe, Nadine y otros que podemos desbloquear a medida que jugamos. También está presente el modo cooperativo para hasta tres jugadores con decenas de oleadas, batallas contra jefes y recompensas exclusivas; y una novedad más: la Arena de Supervivencia, una variante cooperativa del modo horda con 10 competiciones de oleadas de enemigos y señores de guerra con modificadores que van cambiando durante las rondas. Una nueva buena oportunidad para redescubrir un modo multijugador de primer nivel que soprendió en Uncharted 4 pero que, para quienes lo hayan disfrutado, tal vez no aporte demasiadas novedades para volver a él.

8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.