Es una pena que una persona reniegue de lo que le tocó en la selección de ficha aleatoria al nacer.
Sí, puede que consiga ser feliz. Al menos tan feliz como puede ser un enano mago o un gnomo bárbaro. Por lo demás se encontrará con algunas inconveniencias biológicas de las que nos intentan convencer que el resto tenemos la culpa.
Y ahora voy a hacerme invisible porque así reniego de mi forma corpórea.