Blob, masa mortal (1972), de Larry Hagman

Hace tiempo que no veía una película en la cual lo único que se busca es mantener al espectador pegado a la butaca con medios modestos y sin problemas de hoy en día en lo que a qué público va dirigida. El caso es que el productor de la primera THE BLOB, el film precedente de 1958, había escrito una historia a modo de secuela junto a Richard Clair, consiguiendo que Anthony Harris mostrase interés y de paso en poner dinero sobre ella para filmarla, siendo él y Jack Woods III, quienes realizasen un guión tomando como base esa historia. Teniendo en cuenta el escaso presupuesto, buscaron a un director acostumbrado a rodar proyectos con bajo presupuesto, encontrándolo, para su sorpresa, en Larry Hagman.

El protagonista de series como MI BELLA GENIO (inspiradora de ALA DINA, sí, esa serie de Paz Padilla...) o LA BUENA VIDA, antes de irse a DALLAS, fue director de varios capítulos de esas series, lo cual le daba tablas suficientes para animarse a dirigir su primera película (opera prima habemus...) y además, convenció a varios vecinos suyos, como Burguess Meredith (conocido por su papel de Pingüino en la serie del BATMAN de los 60 o como entrenador de Stallone en ROCKY...) o Carol Lynley, entre otros, de aparecer en el film haciendo pequeños papeles a modo de cameos o secundarios breves, aceptando de buen grado participar gratuitamente. Una película rodada enteramente en California, llegando a rodarse en lugares que fueron demolidos tras el rodaje del film, dan como resultado una secuela pringosa y ya puestos, con algo de mala uva autorreferencial.

Chester Hargis (Godfrey Cambridge) oculta algo en el congelador de su casa, algo que su mujer (Marlene Clark) descubre al colocar lo comprado en el supermercado, y es un contenedor que debe mantenerse congelado o de lo contrario, lo que hay dentro podría revivir. El calor hace de las suyas y el contenedor se destapa, siendo Blob lo que hay en su interior, la criatura que hace casi 15 años llegó a devorar un pueblo casi por completo. Una mosca, el gato de Chester, y posteriormente su mujer y el propio Chester son devorados por la criatura,  mientras Leslie (Carol Lynley), trabaja en un proyecto de escultura robótica, siendo interrumpida por su mejor amiga Lisa (Gwynne Gilford), quien prepara una fiesta. Ésta decide ir a visitar a Chester, no sin antes encontrarse a los boys scouts, comandados por su líder Adleman (Dick Van Patten, toda una autoridad en la comedia americana...), descubriendo como Chester es devorado por Blob. Asustada y horrorizada por lo que ha visto, Lisa huye y comenta lo ocurrido a todo al que conoce, incluyendo a su novio Bobby (Robert Walker Jr.), sin conseguir ser creída... hasta que en el pueblo comienzan a desaparecer personas, animales y todo lo que se encuentra a su paso, engullidos por una masa rojiza que no para de crecer. ¿Podrán Lisa y Bobby salvarse y de paso, al pueblo, de una muerte viscosa?

Ignoro como sería el guión de Anthony Harris y Jack Woods III, pero al parecer, o era demasiado bueno para llevarlo a cabo, o era demasiado malo para llevarlo al cine, ya que según confesión del propio Harris, buena parte de la película se hizo improvisando los diálogos, algo a lo cual no puso pegas ya que se esperaba que a lo mejor, esa improvisación pudiera servir para obtener buen resultado en crítica y público (algo que algunas productoras, pues... no decidieron hacer con alguna de sus películas, ¿Verdad, Kathleen Kennedy?). Pero... ¿Es una buena película? Bueno, tiene sus momentos, como el chiste autorreferencial (Godfrey muere mientras ve por televisión THE BLOB...), cierta representación de una América profunda que hoy día votaría a Trump (la familia Hobo, interpretada por Burgess Meredith como el abuelo del clan, Del Close haciendo de hijo tuerto y el propio Larry Hagman, haciendo un cameo, como la nueva generación de los Hobo, todos ellos finalmente consumidos por Blob...), y la presencia de actores haciendo pequeños papeles y que con el tiempo serían conocidos en futuras películas de terror o en series de animación:

El cantante Randy Stonehill hace acto de presencia como cantante en una fiesta, Danny Goldman, el adolescente de la peluquería, se haría popular en EEUU poniendo la voz al Pitufo Filósofo de la serie de animación de LOS PITUFOS, Preston Hagman, hijo de Larry, hace un cameo como uno de los boy scouts, y Sid Haig aparece aquí como una de las víctimas de Blob.

Evidentemente, los 150000$ del presupuesto obligan a hacer trucos baratos pero efectivos (la escena en la que están Bobby y Lisa atrapados por Blob o ese "momento bolera"...) y detalles chuscos de propaganda subliminal de cerveza (hay determinados pales de una cerveza colocada en un momento del film...). La banda sonora de Mort Garson peca de ser demasiado reveladora y efectista en determinados sustos, pero ey, eran los 70, así se hacían estas películas.