¿Qué hacemos con la abuela? (1990), de Étienne Chatiliez

Una de las cosas que mas de uno suele o solía preguntarse es por qué el cine francés gusta tanto a sus paisanos y aquí se ve con mejores ojos que el cine patrio o cine español, y la verdad, las respuestas son claras: menos subvenciones (si bien se quedan con un porcentaje de beneficios de películas de cine no francés...) y mas riesgos a la hora de realizar películas que parten de planteamientos originales, algunos de los cuales luego son remakeados por Hollywood con el tiempo. Esta película salió adelante gracias al talento en el guión del propio Chatiliez y de Quentin a la hora de plantear una trama que juega con las apariencias y las familias, llevándolo a extremos de lo mas insospechados. Un buen reparto (con presencia española y todo haciendo un cameo...) y unas buenas interpretaciones dan pie a una comedia de locos y locas de la tercera edad:

Danielle Billard (Tsilla Chelton) vive a sus 82 años en compañía de su perro Centinela y de Odile (Neige Dolsky), su ama de llaves. Sin hijos a los que incordiar, Danielle trata a Odile con desprecio, odio, crueldad... a niveles infinitos, pero un buen día Odile muere y Danielle tiene que apañarse viviendo en casa de su sobrino nieto Jean Pierre (Eric Prat), que vive con su esposa Catherine (Catherine Jacob) y su hijo pequeño Jean-Marie (Mathieu Foulon). Si bien el trato de Danielle es en principio cordial y amable, pronto saca su verdadera naturaleza, provocando odio, ira y rabia en Jean Pierre y Catherine, que se ven incapaces de tener vida normal con Danielle merodeando en sus vidas. Yéndose de vacaciones, la familia deja a Danielle en manos de la joven Sandrine (Isabelle Nanty), que si bien sufrirá en sus carnes el mal carácter de Danielle, no se dejará vencer así como así, poniéndola las cosas difíciles llegando a superar sus límites. ¿Parará Danielle algún día de ser odiosa, ruín y miserable por primera vez en su vida?

Una película que te deja una sonrisa de oreja a oreja, como dije mas arriba, gracias a la labor de una actriz: Tsilla Chelton. La actriz, de origen israelí, hace un papelón como vieja viuda odiosa que disfruta fastidiando a los demás sometiéndolos a sus caprichos o manías, amén de sus trampas o falsas acusaciones de robo o asesinato (esos momentos donde Danielle guarda francos en un cajón para luego alegar que Odile la roba dinero, o como saca pastillas de un pastillero para justificar que no la da su medicación...), todo ello previamente bajo una falsa fachada inicial de bondad y amabilidad, haciendo la vida imposible a unos pobres Jean Pierre y Catherine (unos correctos Eric Prat y Catherine Jacob, que sufren a Danielle no solo en comentarios de lo mas crueles hacia ellos, sino que son espiados por la anciana mientras hacen el amor...), pero la cosa cambia cuando aparece Sandrine, interpretada por una Isabelle Nanty que aporta el aplomo y el nervio necesario para plantar cara a la anciana y darla caña con la misma moneda.

Tenemos momentos que van desde cabronadas sencillas, por decirlo finamente (ese pisoteo de flores mientras Odile cuida el jardín, pasando por comer cualquier cosa que no encuentra en casa por mero antojo o capricho...) hasta la mas salvaje y ruin:

Harta de no poder con su cuidadora Sandrine, Danielle discute con ella y aprovechando que ella se va de la casa, Danielle y su perro forman el caos en la cocina, dejándola medio destrozada con el fuego del gas encendido, provocando un incendio monumental que obliga a que Danielle sea desalojada y que la prensa trate a Jean Pierre y Catherine como "desalmados" mientras ellos están de viaje en Grecia, siendo detenidos por las autoridades francesas a la vuelta del viaje, mientras que la hermana de Jean Pierre y otra víctima de la crueldad de Danielle, Jeanne (Laurence Février) es hostigada por la televisión a consecuencia del incendio.

Tenemos una banda sonora correcta, sin muchos alardes, cortesía de Gérard Kawczynski y Gabriel Yared, un rodaje casi en su totalidad en París (salvo algunos momentos o escenas en Auxerre...) y un final que descoloca a mas de uno:

Tras dejarla en una residencia, Jean Pierre y Catherine van un día a visitarla... solo para descubrir que se ha escapado ese mismo día, apareciendo en un lugar de descanso en las montañas... en compañía de Sandrine, revelando que a pesar de su odio mutuo, ambas se llevan bien, en el buen sentido, malpensados/as.