Zanahoria (2014), de Enrique Buchichio

Que en Latinoamérica se hace buen cine debo de reconocerlo, pero de un tiempo a esta parte lo que más se vé por estos lares son remakes de comedias latinoamericanas que no tienen la gracia o la frescura de sus precedentes latinoamericanos (Santiago, amiguete, no te lo tomes a mal...). El caso es que el articulo periodístico de Jorge Lauro y Alfredo García acerca de sucesos ocurridos en la dictadura de Uruguay entre 1973 y 1985 llamó la atención de las productoras Lavorágine Films y Lagarto Cine, consiguiendo los derechos para llevar la historia al cine. Rodada enteramente en Uruguay, el argumento del film es el siguiente:

Uruguay, Octubre del 2004: en pleno periodo electoral, el periodista Alfredo García (Abel Tripaldi) investiga si el Coronel Ferreiro (Alberto Raimundi), tiene orden de busca y captura a nivel internacional. ¿El motivo? La reivindicación de la tortura en una entrevista y las gestiones para residir en Porto Alegre, perdiéndosele la pista desde entonces. Desobedeciendo a su jefe (Néstor Guzzini), Alfredo pide a su compañero Jorge (Martín Rodríguez) que entreviste a familiares de gente desaparecida y torturada por orden de Ferreiro. Una llamada hace que Alfredo y Jorge se vean envueltos en una investigación en la que Ferreiro es solo parte de un engranaje donde Walter (César Troncoso) es parte esencial para la investigación, provocando un terremoto político y social en un país donde se decide el gobierno de una nación. 

Una película de investigación y suspense que te mantiene en vilo mientras conoces un periodo de la historia de Uruguay que si bien fue breve, recuerda a otras dictaduras donde las ejecuciones y desapariciones de disidentes eran de lo mas frecuente. Interpretaciones bastante convincentes por parte de un reparto que rehuye de estereotipos, en una película donde la busqueda de la verdad lleva a momentos interesantes como el primer encuentro de Alfredo y Jorge con Walter (un inquietante César Troncoso....), o cómo se llegó a alterar el curso de un río para ocultar cadáveres de desaparecidos torturados y violados hasta la muerte por parte de militares uruguayos durante la dictadura que Uruguay padeció entre 1973 y 1985. No faltan presidentes de asociaciones de desaparecidos que hacen de si mismos, localizaciones donde se han encontrado restos humanos de desaparecidos por la dictadura, trucos de vigilancia (móviles sin batería evitan localizaciones...) y secretos de intercambio de materiales sin llamar mucho la atención. Sin embargo, lo mejor del film es, ojo, cuando Walter ayuda a Alfredo y a Jorge a identificar a gente del antíguo régimen infiltrado en negocios del país: casinos, locales nocturnos... todos hablan con Walter sin sospechar nunca que son fotografiados desde lejos por Jorge.

Por supuesto, no pueden faltar momentos de tensión (cómo enviar los documentos al semanario sin levantar sospechas...) y problemas de pareja (Vicky, interpretada por Victoria Césperes, se preocupa por los movimientos de Jorge al no poder decir nada sobre lo que hace...), amén de la decisión final de hacer pública toda la información después de que Uruguay haya decidido quién será su nuevo presidente. Eso sí, el final... es desolador:

Walter llama al semanario por el móvil cerca de donde vive, y volviendo a su casa, dos personas salen de un coche aparcado yendo a por Walter...

Mario Buchichio (sospechoso apellido, igual que el del director...) firma una banda sonora que acompaña cuando debe y no se hace pesada o molesta en todo momento, siendo incluso agradable en el final.