Una pechugona enfermera de servicios "inapropiados" (relato erótico +18)

 

Menuda basura, y encima con una gorda de protagonista.

Que problema hay con que una gorda protagonize un relato? No veo sentido a esa critica, pensamientos asi denigran a la mujer, no todo es un cuerpo.

Pido, mejor exijo, se disculpe ante el colectivo femenino por esas desafortunadad palabras.

Hdlgp

 

Que problema hay con que una gorda protagonize un relato? No veo sentido a esa critica, pensamientos asi denigran a la mujer, no todo es un cuerpo.

 

 

Pido, mejor exijo, se disculpe ante el colectivo femenino por esas desafortunadad palabras.

 

 

Hdlgp

Anda y vete al caraho mushasho

Si te soy honesto me ha parecido poco erótico. Los personajes que participan en el acto sexual están poco "desarrollados" y es difícil conectar con ellos y la situación es poco "realista" (quizá "realista" no es la palabra, ya que relatos con magia y otros elementos fantásticos pueden funcionar a pesar de ellos). Además, la parte donde hay sexo dura muy poco. 

Si me permites algunos consejos: 

Intenta penetrar más en la mente de los personajes, en especial los que están participando en el acto sexual. En tu relato la enfermera está masturbando al hombre pocas líneas después de entrar en la habitación y termina líneas después. Alarga más esa parte describiendo con más detalle lo que están haciendo y qué están pensando y sintiendo los personajes. Podrías escribirlo en primera persona para que esto sea más fácil con el protagonista, pero posiblemente lo haría más difícil con el resto.

 

A fregar.

Retrogadamamapingas

CAPÍTULO 2: EDUCACIÓN ORAL

Después de llevar la bandeja con el vaso de agua vacío al departamento correspondiente, Maite estaba algo nerviosa por lo ocurrido en la habitación 341, ya que estando comprometida con su novio Bruno, lo que hizo con ese hombre era algo prohibido... pero a la vez, excitante.

"Espero que Jelena o Eloisa no se enteren", piensa Maite, la cual mira el reloj, viendo que queda algo mas de una hora para ir a la cafetería. Jelena se acerca a Maite con una tabla y dos habitaciones señaladas en ella:

-En la 308 hay que cambiar vendas y untar esta crema para quemaduras y en la 356 hay que tomarle la temperatura. ¿lo llevas todo bien?

-Si, claro, todo bien.

El rubor de las mejillas de Maite era de rojo casi intenso.

-Cuando termines, necesitaré tu numero de móvil y si tienes "busca", el del "busca".

-Solo tengo móvil, no sabia que todavía se usaban "busca".

-De acuerdo. Ve a las habitaciones.

-Enseguida.

Maite va con otra bandeja en la cual hay vendas, una crema antiquemaduras recomendada para casos extremos de quemaduras y un termómetro electrónico. Al entrar en la 308, la enfermera ve a un hombre con el torso vendado, así como la pierna izquierda. Por su aspecto, ronda los cuarenta años.

-Buenas noches, soy Maite, vengo a cambiarle los vendajes.

El paciente, al ver a Maite, no puede evitar fijarse en su busto.

-Vaya, pensé que venia a revisarme mi "quemadura interior"

"Puff, la noche va a ser muy, muy larga", piensa Maite, mientras va retirando el vendaje del torso con delicadeza, pudiendo ver las quemaduras que el paciente tiene en la espalda y en el pecho. El tejido esta comenzando a cicatrizar, pero lo que ve Maite le hace poner cara de asco.

-¿Son de verdad?

"La pregunta del día", se dice Maite para sus adentros.

-Sus quemaduras sí, salvo que se refiera a algo intimo y personal sobre mi.

-A eso me refería, a algo intimo y personal sobre ti. ¿tu busto es natural?

-Uso una 130, y si, es natural, libre de silicona.

Tras quitar el vendaje por entero, Maite aprieta la crema antiquemaduras para tener un buen pegote en la mano, y al juntarlas, va extendiendo la crema por el pecho y la espalda del paciente, que se estremece... y erecta.

-Lo hace usted muy bien, lo estoy notando.

-Gracias, he empezado a trabajar hoy.

-Primer día, ¿eh?

-Si, mi primer día.

Después de untarle la crema, Maite le pone las vendas, sin poder evitar mirar la erección que tiene el paciente, algo evidente después de tener un mono verde demasiado ajustado. Según va vendándole, el paciente le comenta algo:

-Oiga, podría darme un poco de esa pomada "ahí abajo".

"Joder, tengo que hacer algo, lo siento por Bruno, pero..." piensa Maite, la cual encuentra una solución:

-No parece que tenga "eso" muy quemado, pero si me hace el favor de vigilar la puerta...

Maite le baja el pantalón del pijama del hospital y ve el pene del paciente, normalito y sin circundidar, y comienza a hacerle una felación o mamada, para sorpresa del gozante.

-Vaya, este tratamiento esta... esta muy bien.

Mientras la enfermera esta mamando el pene del paciente, éste aprovecha para palpar uno de los pechos de Maite.

-Joder, son de verdad, la hostia.

Maite mueve su cabeza de abajo arriba, chupándole el pene tras bajarle con una mano el pellejo sobrante, pensando que el pene que chupa es el de su novio Bruno.

"Primero pajeo a un viejo, ahora la chupo a éste... me estoy poniendo cachonda", piensa Maite, que no esta pendiente de la cara del paciente, el cual emite un suspiro y un jadeo de placer, lo cual hace que Maite note algo en su boca y garganta: el semen del paciente. Gracias a la experiencia de haber chupado el pene de Bruno y de alguno mas antes que Bruno, Maite controla el semen en su boca, evitando así manchar su mono verde ajustado, y se lo traga.

-Me siento mucho mejor, gracias.

Maite se reincorpora y le dice al paciente:

-Ahora tengo que cambiarle el vendaje de la pierna. No tardare mucho.

Después de cambiar el vendaje de la pierna y algún que otro "trabajo manual", Maite se dirige a la 356 con el objetivo de tomarle la temperatura al paciente. Al entrar, Maite se encuentra a una mujer de unos 30 o 40 años, durmiendo en una de las sillas de la habitación, y en la cama, una niña dormida profundamente, de unos 5 años. Maite mueve la sabana con delicadeza y coloca el termómetro electrónico en la zona de la axila unos segundos, hasta que una pequeña luz verde indica que la temperatura ha sido tomada.

Tras colocarla de nuevo la sabana, se retira de la habitación y se dirige a la zona de Jelena para dejar la crema antiquemaduras , los vendajes retirados y el termómetro digital para que obtengan los datos. Maria se lleva una sorpresa al ver a Eloisa cerca del recibidor que tiene Jelena.

-¿Te vas acostumbrando a la rutina?

-Sí, la verdad es que este hospital esta muy bien.

-Bueno, ya son menos diez, vamos a cenar. Tendrás hambre, ¿no?

"Si supieras lo que ya me he tragado..." decía Maite para sus adentros.

-Claro, hay que reponer energías para el turno de hoy.

-Estupendo.

Después de bajar por el ascensor y moverse por varios pasillos, Maite y Eloisa llegan a la cafetería del Hospital para los empleados/as del mismo. Maite se da cuenta de que no se acordó de coger algo de dinero antes de cambiarse de ropa, y así se lo dice a Eloisa.

-Oye, no me acordé de bajar dinero.

Eloisa sonríe y la dice:

-No te preocupes, hoy te invito yo, es tu primer día.

-Gracias.

Maite se pone colorada, y es por vergüenza: su primer día trabajando, y es invitada por la jefa de enfermeras del hospital. No había mucha gente en la cafetería, hasta que llegan cuatro enfermeras a las que Eloisa hace gestos de que vinieran a la mesa donde se habían sentado y habían dejado sus bandejas con comida preparada para hoy: tortilla francesa con espárragos, un queso fresco y de postre, un yogur de bifidus activo. Las enfermeras juntan una mesa con la suya, haciendo así una gran mesa.

-Chicas, ella es Maite, la sustituta de Alicia. Maite, estas son Elisa, Roberta, Alejandra y Chloe.

-Encantada de conoceros.

Elisa es una joven que todavía la queda algo de acné juvenil en su rostro, ojos azules, pelo largo y rubio, mientras que Roberta es pelirroja y la mas mayor de las cuatro y la que tiene mas pecho que ellas. Alejandra, por otro lado, usa gafas y cinta para el pelo, quedándola una coleta muy mona y Chloe luce una cicatriz en la mejilla derecha fruto de sus pocas habilidades en el bricolaje casero.

-Va a ser genial tenerte en nuestro turno. Seguro que seremos buenas amigas.

FIN DEL SEGUNDO CAPÍTULO

Espera que me lo leo ahora. Un segundo que acabo con lo que estoy haciendo y voy.

Impertérrito me hallo ante tamaño desvarío. Ceja ahora mismo en tu prosopopéyico empeño por hacer el ridículo y pídenos perdón a todos, empezando por Padre. 

Menuda basura, y encima con una gorda de protagonista.

Es usted la enfermera del relato? Postee su codo.

Al menos nadie se ha quejado de la foto que he puesto como enfermera en este capitulo, algo es algo.

Aún no da para paja, pero se ha encauzado el rumbo al menos. 

Entré por lo de pechugona.

CAPÍTULO 3: HORA DE "GINECOLOGÍAS"

Después de conversar un rato sobre diferentes asuntos de la vida, el amor, el trabajo y lo jodido que es conseguir un piso en condiciones, Maite, junto con Roberta y Chloe, conoce lo que es el área de relax y concentración que tienen las enfermeras para poder sobrevivir en condiciones a los turnos que les toca: Un cuarto, no muy amplio, donde hay una cama pequeña, una nevera, una cafetera de cápsulas, ya sean de café o cacao, un mini televisor... y un pc con una cámara incorporada, algo que llama la atención a Maite.

-¿y ese PC con cámara?

Roberta sonreía a la pregunta de Maite.

-Ese PC esta conectado a Skype, donde figuran los contactos de familiares nuestros, por si alguno o alguna tiene una emergencia. Sin embargo, una que ya no esta...

-Alicia-dijo Chloe, cortando a Roberta-.

-Si, Alicia... cometió un terrible error: conectarse con su novio, algo prohibido para todas, por cierto.

-Pero... solo charlarían, digo yo.

Roberta vuelve a sonreírse ante la inocencia de Maite.

-Jelena no diría lo mismo, salvo que charlar sea estar desnuda con una gran jeringa entrando y saliendo del chocho ante el novio que se la estaba cascando via Skype a las 3 de la madrugada.

"Pues si supieras lo que he hecho ya en el hospital..." decía Maite para si misma.

-Joder, eso es muy fuerte.

-Deberías de ver la cara de Alicia al ser pillada por Jelena. Puro pavor.

-Me... me lo imagino.

Chloe señala un panel donde se ve un cuadrante en el cual están los horarios de las enfermeras en función de determinadas horas, casi siempre turnos de ocho horas. En el cuadrante de la una hasta las ocho de la mañana, Roberta borra el nombre de Alicia y pone el nombre de Maite en su lugar.

-Alicia solía echarse una siesta a las seis de la mañana hasta las seis y media, para mantenerse alerta. ¿algún problema?

-Bueno, yo prefiero mas a las cinco de la mañana hasta las cinco y media, salvo que alguna tenga esa hora cogida.

Chloe se acerca a Maite y la tranquiliza:

-Yo suelo echármela a las dos, Elisa a las cuatro y la mas "tempranera" es Roberta, que se la echa a la una. Alejandra suele echársela a las siete, es ave nocturna.

-Ok.

Jelena y Eloisa entran al cuarto junto con Alejandra y Elisa.

-Bien, ya os habéis repartido los horarios de las siestas. Imagino que ya te han informado de como va todo en este ala.

-Si, Eloisa, ya me han comentado lo que hay.

-Bien. Que te sea leve el primer día.

-Gracias.

A la una de la madrugada, comienza el turno para Maite, y después de varios paseos supervisando goteros y cambiado el suero, a las cuatro de la mañana Elisa acude al ala de descanso y se tumba en la cama pequeña.

-Hasta la media, chicas.

Elisa se duerme y Maite sale al pasillo de la planta para supervisar si alguna habitación esta cerrada o entreabierta, ya que si bien es recomendable que estén entreabiertas, algún familiar que se queda en vela con algún paciente, suele cerrar la puerta, algo poco recomendable ya que si algo le ocurre al paciente, es tiempo que pierden enfermeras y sanitarios, por no hablar de doctores y doctoras. Un tiempo que puede ser de vida o muerte para el paciente. La 301 estaba cerrada y Maite abre la puerta un poco, dejándola entreabierta: una pequeña luz se veía en la habitación, algo que hace que Maite entre sin hacer ruido, viendo a una paciente consultando la pantalla de su teléfono móvil.

"Falsa alarma", piensa Maite, que sale sin hacer ruido y vuelve al pasillo. Otra habitación con la puerta cerrada es la 320, y al dejarla entreabierta, oye dormir a una señora anciana a la cual había cambiado el suero hace ya una hora.

Sin embargo, en la 339 algo ocurría, ya que de ella salía Alejandra con cara colorada y paso ligero. Al pasar junto a Maite, Alejandra la advertía:

-Me ha tocado el culo, el muy cabrón.

-¿Y eso?

-Parece estar dormido, pero de repente, alza el brazo, y zas, me soba el culo cuando le cambio el suero.

-Joder, tía, gracias por el aviso.

-De nada.

Sin embargo, y desoyendo el aviso, la picazón entre sus piernas y la curiosidad hacen que Maite entre en la habitación 339 donde encuentra roncando a un adolescente que duerme destapado en la cama.

"Parece que esta dormido", se dice Maite, que se acerca al suero simulando que lo va a cambiar, pendiente de cualquier reacción con el rabillo del ojo... y bingo, ojos abiertos y mano lanzándose al culo.

-Te pillé.

La cara del adolescente es blanca como la leche al verse agarrado del brazo por Maite, la cual enciende la luz de la mesilla de la habitación.

-Hostia, tu no eres ella.

-No, no soy mi compañera. Esta feo sobar el culo a la gente.

-Joder, tía, fue sin querer, lo juro.

-Ya, claro, por eso te tengo pillado.

-No le dirá nada a mis padres, ¿no?

Maite se sonríe y le dice:

-No diremos nada a tus padres si te disculpas con la compañera. Eso sí, a cambio, deberás hacerme un pequeño favor.

-Lo que sea, lo que haga falta.

-Sácate la polla.

El chaval flipa ante lo que ha oído.

-¿que me saque qué?

-La polla, ya me has oído.

-Vale, vale.

Con la mano libre, el chaval se saca su miembro viril, el cual esta semierecto.

-Ya esta.

Maite deja de agarrar la mano al chaval y se arrima a su polla, la cual empieza a masajear y a lamer. El chaval esta flipando en colores al ver como esta enfermera comienza a mover su mano en su pene.

-¿te gusta que te toquen así la polla

-Jo, tía, pareces una puta mas que una enfermera.

"Encima faltón", piensa Maite, la cual imprime mas velocidad a sus meneos... logrando que el chaval eyacule en su cara, manchándola también pelo y parte del mono verde.

-Poca cosa has soltado, se lo diré a mi compañera.

-Tía, no me dejes así, no me jodas.

-Deberás disculparte con ella la próxima vez que ella este en tu habitación, o de lo contrario, hare que le diga a tus padres lo que haces por las noches, y aquí, ella tiene mas credibilidad que tú.

-Vale, tía, lo que tu digas.

-Guárdate eso, y tapate, no estamos en agosto.

Maite se pasa la mano por el rostro buscando evitar restos delatores de esperma, así como el pelo, buscando evitar "pegamientos" no deseados. La enfermera sale de la habitación y recorre el pasillo mirando las puertas de las habitaciones.

"Joder, vaya día que llevo..."

Maite se encuentra con Roberta, la cual esta bostezando, mas de aburrimiento que otra cosa.

-Roberta, oye, ten cuidado con el de la 339, es un sobón.

-¿te ha metido mano? Ah, te brilla un poco la cara.

"Mierda, a ver que la digo", piensa Maite.

-A mi no, a Alejandra. He conseguido "pillarle". Se disculpará ante ella, pero tengo que decírselo. Me he puesto un poco de crema para la piel, la tengo un poco seca.

-Ah, vale. ¿quieres un café?

-Si, claro.

Maite y Roberta caminan por el pasillo hasta llegar a la habitación de descanso, donde Elisa estaba durmiendo su siesta... y lo que ven les sorprende: Elisa y Chloe estaban besándose, estando Chloe encima de Elisa.

FIN DEL TERCER CAPÍTULO.