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Call of Duty: WWII

Call of Duty: WWII

  • PlataformaPC8.5PS48.5XBO8.5
  • DesarrolladorSledgehammer Games
  • Lanzamiento03/11/2017
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol

Call of Duty: WWII, Análisis

Acción en primera persona, armas y munición a raudales, sesenta cuadros por segundo, rachas de bajas, y el omnipresente modo Zombi. Pese a incluir la gran mayoría de elementos que han ido definiendo a la serie con el paso de los años, Call of Duty: WWII es, irónicamente, una propuesta arriesgada, pues apuesta por volver a los orígenes de la saga tanto por la ambientación escogida como por ciertas mecánicas jugables. No en vano, el último Call of Duty que estuvo ambientado en la Segunda Guerra Mundial fue World at War, de Treyarch, en 2008; hace prácticamente una década de ello. Hemos podido disfrutar de WWII en su totalidad (Campaña, Multijugador, Zombis Nazis) en PlayStation 4 Pro, y en las líneas sucesivas podéis ver, con todo lujo de detalle, qué nos ha parecido este capítulo de una de las sagas más populares de los videojuegos desarrollado por Sledgehammer Games.

Actualizado a

Call of Duty: WWII, Análisis

Call of Duty siempre ha sido uno de los grandes referentes del género de acción en primera persona, si bien es cierto que, a los ojos del jugador medio, la saga presenta serios signos de desgaste. De ahí que haya estado en prácticamente constante reinvención: un cambio de ambientación por aquí, nuevas mecánicas jugables por allá... todo ello, claro está, manteniendo una base jugable sólida. Es por ello que es comprensible que haya bastante expectación con WWII, dado que supone una regresión bastante radical a los pilares de esta serie. Segunda Guerra Mundial, y jugabilidad centrada en la infantería; los pies en la tierra. Atrás quedan las virguerías de títulos anteriores como dobles saltos, y wallrunning.

No mission too difficult, no sacrifice too great—duty first

La campaña de Call of Duty: WWII nos mete de lleno en el pellejo del soldado Ronald «Red» Daniels, miembro de la Primera División de Infantería del Ejército de los EEUU en 1944. Durante el transcurso de la aventura, reviviremos varios momentos clave de uno de los conflictos más devastadores que ha conocido el hombre, como el Desembarco de Normandía, la Liberación de París, o la Batalla de Aquisgrán. Al contrario que en otros títulos de esta misma serie en los que el protagonista es más bien el bando aliado, y se nos ilustra el esfuerzo bélico realizado por el mismo, en WWII tenemos un enfoque más íntimo, personal, y humanizador tanto de Daniels como del resto de miembros de su pelotón. De hecho, por esto mismo, por momentos nos parecerá estar dentro de algún capítulo de Hermanos de Sangre, la miniserie bélica coproducida por Tom Hanks y Steven Spielberg.

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Situaciones muy manidas a las que se unen otras poco convencionales tanto en la saga como en el género se dan la mano, dando como resultado un buen ritmo narrativo que permite, además, que el carácter de alguno de los personajes se desarrolle en las sucesivas misiones. Y es que lo que experimentaron estos, reconozcámoslo, chavales, no fue una cuestión baladí. Aparte de la implacable maquinaria de guerra alemana, que consiguió poner a Europa en jaque, también tuvieron que enfrentarse a los elementos, el hambre, el miedo, la incertidumbre, e incluso a las órdenes no demasiado sensatas de unos superiores más interesados en obtener condecoraciones que en la vida de sus subordinados.

En contra de esta variedad juega un incomprensible reutilizado —prácticamente abuso— de un par de mecánicas jugables que se integran relativamente bien con la trama. Y subrayamos «incomprensible» porque lo es desde el punto de vista del diseño, aunque es justificable desde el punto de vista logístico y del del desarrollador. No entraremos en detalle para no destripar absolutamente nada.

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M1 Garand en 4K

Visualmente hablando, WWII es una auténtica maravilla. En PS4 Pro hemos podido disfrutar de este título en un 4K de fábula que nos ha hecho sumergirnos en la Segunda Guerra Mundial como antes no lo habíamos hecho. Los escenarios, tanto en tamaño como en diseño, rayan a un gran nivel; son muy convincentes. Visitaremos variopintos campos de batalla de la Europa de los años 40; ciudades devastadas por el conflicto en marcha, campiñas francesas, e incluso la mismísima playa de Omaha en pleno Día D.

Convincentes son también tanto las armas como su comportamiento. Además de las inclusiones típicas que cabría esperar tanto por la época y el lugar como el incombustible M1 Garand, el M1928, o el MP40, también hay que señalar la adición de otras armas no tan convencionales como el M30 Luftwaffe Drilling (arma de supervivencia para pilotos de la Luftwaffe), o el Type-100, subfusil japonés raro de ver incluso en el frente del Pacífico.

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No se quedan atrás en calidad los modelos de los personajes, de los que debemos destacar lo vivas y expresivas que son sus animaciones faciales. Sin llegar al nivel de auténticos bombazos en este campo como Injustice 2, son muy, pero que muy realistas. Los actores reales que prestan su voz y aspecto a varios de los personajes tanto de la trama como del modo Zombis Nazis están recreados con muchísima fidelidad. Entre ellos tenemos a fichajes del calibre de Ving Rhames (Pulp Fiction), David Tennant (Jessica Jones, Doctor Who), Josh Duhamel (Transformers: El Último Caballero), Élodie Yung (Daredevil), o Katheryn Winnick (Vikingos). Huelga decir que tanto los modelos in-game como en las CGI están realmente trabajados y gozan de bastante solidez.

Distintos efectos y artificios como explosiones varias y cortinas de humo que sirven para que nos metamos mejor en el teatrillo que supone el juego acompañan realmente bien a la acción. Como es habitual en la saga, Call of Duty: WWII se mueve a unos 60FPS estables en prácticamente todo momento. Solo hemos detectado un par de instancias menores con algunos tirones, y ha sido precisamente en el modo Campaña, al completar algún objetivo de misión que activaría alguna carga in-game. Nada por lo que llevarse las manos a la cabeza, vaya. En cuanto a rendimiento, WWII se mueve con mucha soltura. Tampoco hemos visto nada raro en cuanto a físicas del juego, o bugs de cualquier tipo. Goza de bastante solidez.

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La interfaz es limpia, clara, y sobria. La principal novedad en ella es, en el modo Campaña, el medidor de salud. Además de indicadores típicos como la munición del cargador actual y la total del arma seleccionada, también tenemos señales individuales para cada compañero de pelotón, que nos indican si tienen su respectiva habilidad preparada y lista para su uso.

Bombardeo aliado en camino

Antes de hablaros del apartado sonoro de Call of Duty: WWII debemos aclarar que la versión que hemos jugado ha sido la original. Esto es, voces y textos en un perfecto inglés. En cualquier caso, en la versión española esperamos que, como ha ido siendo habitual con entregas anteriores, las voces estén en castellano. Lo que no queda tan claro es el tema subtítulos, que muchas veces han sido capados de forma incomprensible en España cuando la versión original sí que los traía. Habrá quien no los aprecie, pero recordemos que hay compañeras y compañeros jugones con dificultades auditivas, o simplemente gente que quiera poder habilitar esta opción. Cualquier problema que pudiera haber a este respecto lo notificaremos en algún tipo de anexo de este mismo texto.

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El doblaje original es de calidad. Los reyes del escenario son el soldado Daniels (Brett Zimmerman), y el sargento Pierson (Josh Duhamel). Es de agradecer que esté más que superada aquella tendencia de protagonista silencioso de FPS. En WWII, Red Daniels habla como cualquier soldado más, y los sucesivos intercambios y diálogos con los compañeros de pelotón ayudan bastante tanto a la inmersión como a la crebidilidad del conjunto.

La banda sonora, sin ser mala, pasa un pelín desapercibida. En esto puede influir, precisamente, la gran calidad de los efectos sonoros en forma de silbidos de balas y explosiones a tutiplén. No nos malinterpretéis; acompaña a la acción, pero poco más. Lejos queda de aquellas míticas composiciones de Hans Zimmer o Harry Gregson-Williams en entregas pasadas. Eso sí, el tema principal es épico a más no poder, sabe cuándo sonar para que su efecto sea máximo, y a poco que nos descuidemos nos pondremos a tararearlo sin que nos demos cuenta.

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Pies en la tierra

Vayamos a lo que interesa, al pilar fundamental del videojuego; su componente jugable. En esencia, Call of Duty no ha cambiado en absoluto. Es más, con esta regresión se ha simplificado aún más en cuanto a control, pues prescindimos aquí de ciertas mecánicas anteriormente mencionadas como los saltos dobles o las carreras de pared. Olvidad la ciencia ficción y la alocada tecnología al servicio del soldado, aquí estamos, de nuevo, a merced del enemigo, y los elementos.

La novedad más importante de la campaña está en el tema salud. Olvidaos de huir de un tiroteo en cuanto las cosas se ponían feas, esconderos un par de segundos, regenerar vuestra salud por arte de magia y volver de nuevo a la refriega. Aquí tenemos un sistema de salud mediante botiquines, algo que no se veía desde el Call of Duty original y su expansión La Gran Ofensiva. Además de los que encontremos desperdigados en el campo de batalla, uno de nuestros compañeros de pelotón, Zussman, nos los dará siempre que se lo pidamos y tenga la habilidad cargada, claro.

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Porque, sí. Cada compañero posee una habilidad propia que nos puede sacar de más de un apuro. Sin llegar a un nivel de complejidad de squad shooter à la Ghost Recon, nuestros camaradas nos pueden facilitar, y mucho, la vida. No podemos darles órdenes más allá de solicitarles que nos den lo suyo en cuanto lo tengan listo, y ya. Munición extra, granadas de humo para señalizar un bombardeo con morteros, e incluso marcación de enemigos son algunas de las ayudas que nos pueden proporcionar nuestros aliados. Podemos completar perfectamente las misiones a lo Rambo ignorando este tipo de asistencias, sí, pero hay momentos en los que se tornan muy necesarias, principalmente en los modos más altos de dificultad.

Durante el desarrollo de la campaña tenemos bastante variedad de situaciones. Secciones de infiltración, persecuciones en vehículos, y el mantenimiento de una posición comprometida y asediada incansablemente por el enemigo son algunas de las instancias que podremos jugar en WWII, si bien es cierto que, como mencionamos anteriormente, en ocasiones se abusa demasiado de algunas de ellas. Los llamados «momentos heroicos» funcionan más como coleccionable que como mecánica jugable.

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El multijugador es todo lo frenético que cabría esperar; aquí sí que tenemos el sistema de salud regenerativa que caracteriza a la saga. No en vano, más de uno habría puesto el grito en el cielo de haber usado aquí también botiquines. Aunque, eso sí. Como nota curiosa, se hace algo extraño ver un shooter tan rápido y caótico por momentos con esta ambientación tras todos los años que han pasado desde el último COD de época.

Tenemos un buen surtido de modos de juego que satisfará a los jugadores habituales de la saga; Duelo por Equipos, Tomar la Bandera, Punto Caliente, Baja Confirmada o Buscar y Destruir que podremos disfrutar en los más de diez mapas que trae consigo el videojuego, a los que hay que sumar tres más que son exclusivos del modo Guerra.

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Que, hablando de estos mapas, su diseño se adapta perfectamente a esta jugabilidad más pausada. Olvidad las rutas alternativas prácticamente suicidas de anteriores títulos —por aquello de bordear abismos—; aquí la mayoría de ellos siguen el patrón de tres calles, si bien es cierto que alguno de ellos es más amplio y espectacular. También hay que mencionar otra curiosidad: uno de los mapas que se incluyen es un remake de un nivel multijugador de Call of Duty 2. Es curioso ver cómo ha evolucionado con el paso de los años el diseño de escenarios; de lo pasillero y caótico a algo más milimetrado y medido prácticamente con tiralíneas.

Las rachas de puntos tampoco faltan a la cita y, en esta ocasión, y como es lógico, están adaptadas al período en el que se ambienta el juego. De este modo, los misiles Predator y demás formas de alta tecnología de liquidar a nuestros rivales quedan sustituidas por aviones de reconocimiento, descargas de artillería, bombardeos de alfombra y ataques de mortero. Para conseguirlas se sigue utilizando un sistema de puntos en lugar de bajas. Es decir, para poder pedir cualquier cosa, tenemos que obtener puntos, lo cual implica que no solo el que mate más podrá pedir apoyo aéreo, sino que un jugador que se dedique a capturar ubicaciones clave en partidas por objetivos también podrá solicitar todo tipo de ayudas. No hemos encontrado nada raro en este campo, y parece haber un buen balance entre lo que cuesta conseguir cada una, y su efecto en la partida.

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Sabemos que las comparaciones son odiosas, pero la mejor manera que tenemos de definir el modo Guerra, la mayor adición del multijugador de Call of Duty: WWII, es decir que es Overwatch en la Segunda Guerra Mundial. Recapitulemos. Dos equipos, que se alternan roles entre atacantes y defensores en mapas dinámicos multiobjetivo. Cada objetivo de sector en el mapa en cuestión puede considerarse una minipartida de uno de los modos de juego estándar como Tomar la Bandera, o Buscar y Destruir. Es bastante interesante que haya algunos añadidos como NPCs que le dan vidilla, o que las rachas de puntos estén deshabilitadas para que se premie al máximo el juego táctico; y el propio concepto jugable invita a que nos unamos con amigos para tener un equipo bien comunicado y cohesionado. No obstante, solo hay tres mapas, una cantidad bastante escasa como para que sea un modo en el que invertir muchas horas.

Otra novedad de peso, y que habla bastante bien del esmero de Sledgehammer Games en el juego, es el Cuartel General. Entre partidas multijugador, en lugar de tirarnos al menú de turno, en esta ocasión podemos acceder a un lobby físico en el que tenemos la posibilidad de interactuar de varias formas con el resto de jugadores de la sesión. Ver cómo abren sus cajas de botín y qué les toca, retarles a duelos uno contra uno, o a duelos de puntería en un campo de tiro. Es un añadido que esperamos que haya venido para quedarse, porque lo cierto es que deja en muy buen sitio al producto en general. Denota, como decimos, mucho mimo y trabajo. Del mismo modo, la personalización de nuestro personaje en el multijugador sigue yendo un poco en la línea de títulos anteriores: podemos elegir tanto uniforme como aspecto físico, y, sí, elegir nuestro género y hasta raza.

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El sistema de clases ha sido rehecho desde cero, y ahora podemos unirnos a una de las cinco divisiones del juego: Infantería, Aerotransportada, de Montaña, Armada, y Expedicionaria. Cada una de ellas se especializa en el uso de un tipo de arma (escopetas, subfusiles, fusiles de precisión...), e ir obteniendo experiencia en ellas nos proporcionará una serie de ventajas pasivas como hacer menos ruido al movernos, no ser detectados por las rachas de puntos aéreas del enemigo, o recibir menos daño por explosivos. Es, en esencia, una forma de reordenar los elementos a los que estamos acostumbrados en títulos anteriores.

El modo Zombis Nazis ahora es más amable para con el jugador. Además de incluir un prólogo jugable a modo de tutorial, el mapa principal del juego, The Final Reich, ahora nos da instrucciones bastante claras con respecto a qué hay que hacer y dónde. Decimos «ahora», porque el modo Zombis siempre se ha caracterizado por unos easter eggs con unos pasos demasiado crípticos y prácticamente imposibles de desvelar por uno mismo; lo habitual era tirar siempre de guía. Aquí ya no es necesario.

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A nivel jugable las bases están ahí: matar zombis da puntos, y con esos puntos vamos abriendo puertas, comprando armas de pared, y ventajas que hacen que nuestra capacidad para sobrevivir aumente exponencialmente. Varias novedades al respecto es un sistema de clases que, en la práctica, se queda en poco más que habilidades personales como invisibilidad o munición infinita durante un tiempo limitado que nos servirán para sacarnos de más de un apuro. También podemos personalizar los kits de armas y equiparnos con ciertos consumibles, todo muy en la línea de lo ya visto en Call of Duty: Black Ops III.

Más allá del deber

El modo Campaña tiene la duración habitual. Los once niveles pueden durarnos entre seis y ocho horas en su dificultad estándar. En Veterano las pasaremos realmente canutas, pues además del cambio de sistema de salud, la mayor cantidad de enemigos con respecto al modo monojugador de anteriores entregas hará que sudemos la gota gorda. Como alicientes para la rejugabilidad tenemos, amén de los coleccionables y realizar los distintos momentos heroicos disponibles en cada misión, los trofeos y logros varios que podemos obtener. Cada misión posee un trofeo específico a modo de huevo de pascua por completar una tarea concreta, como, por ejemplo, superar una sección de sigilo sin ser detectado.

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La Campaña está bien estructurada y el enfoque humano que se le da hace que incluso le cojamos cariño a según qué personajes. Los protagonistas son los personajes, y no el esfuerzo bélico conjunto como en muchas otras obras ambientadas en este período histórico. No es tan buena como la de Infinite Warfare, pero sí que es de las mejores de estos últimos años.

Pero no nos engañemos; el alma de la fiesta es, y ha sido siempre, el multijugador. Siendo un Call of Duty, jugadores no le va a faltar incluso aunque hayan pasado varios años tras el lanzamiento del juego. Habrá que ver la reacción de la comunidad y valorar cifras tanto de ventas como de jugadores activos para poder saber con exactitud qué tal funciona WWII a largo plazo, así como ver qué tal funciona como e-sport. Del mismo modo, no hemos detectado problemas serios en el netcode. Todo funciona como debería funcionar. No obstante, si esta circunstancia cambiase de cara al lanzamiento —pues de todos es sabido que los problemas de red son habituales al haber avalancha de jugadores y una previsión incorrecta de la afluencia de los mismos en cuanto al montaje de la infraestructura en línea es tristemente habitual— actualizaremos tanto texto como nota si fuese preciso.

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Las partidas que hemos podido disfrutar han sido rápidas, frenéticas, y, sobre todo, muy divertidas. Las bases están ahí, y siguen funcionando a la perfección. El cambio de época le ha sentado bien ya que, al margen del factor nostalgia, la familiaridad de muchas de las armas —por haberlas visto tantas veces tanto en otros videojuegos como en series y películas— hace que nos sea más cómodo eso de apretar el gatillo sin ton ni son contra nuestros rivales virtuales.

Volviendo al tema trofeos, sobre todo para los jugones más ávidos de ellos: la lista de tareas a completar para obtenerlos todos es relativamente asequible. Esto a algunos puede parecerles una cuestión sin importancia, pero para los autodenominados «cazatrofeos» puede convertirse incluso en un aliciente más para su compra.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.