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Así NO se lucha contra la piratería

La polémica propuesta anti-piratería SOPA de Estados Unidos está levantando debates en todo el mundo. Las principales editoras y desarrolladoras rechazan su aprobación porque no la consideran la forma más idónea de combatir a los piratas.

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Menudo inicio de año llevamos en lo que a la guerra contra la piratería se refiere. Desde que se aprobó la ley Sinde justo a finales de 2011, parece que el mundo se hubiera puesto de acuerdo en recordarnos lo mucho que las entidades de gestión y los distintos propietarios de los derechos están luchando por defenderlos, y lo mal que lo están haciendo. No hará falta aclarar a estas alturas que la postura oficial de esta revista siempre ha sido absolutamente en contra de la piratería y a favor de los creadores. También yo mismo estoy en el bando de los 'tontos que pagan', porque pienso que si alguien hace un trabajo, se merece una remuneración y conociendo todo lo que implica realizar un videojuego, con más razón. Pero esta semana toca mirar en dirección contraria, los afectados, y qué están haciendo para dejar de serlo, porque menuda están liando...

Con el paso de los años la industria del entretenimiento se ha ido volviendo cada vez más agresiva contra la piratería. Todos recordamos tener que introducir códigos extraños para arrancar una partida, del tipo ir a una cierta página del manual y encontrar una palabra, o cosas mucho más variopintas. No hace tanto se descubrió que Sony estaba incluyendo rootkits (software que se instala en el ordenador de forma oculta, enviando información a su creador) en sus CDs de música, un acto directamente ilegal. Y volviendo al mundo de los videojuegos, nos encontramos con protecciones más molestas cada vez, prohibiéndonos instalar más de una vez nuestro propio juego u obligándonos a estar conectados a Internet. Todo para nada, porque los piratas al final se abren camino de un modo u otro y somos los usuarios que hemos pagado los verdaderos perjudicados.

Todo esto viene al hilo de la famosa ley SOPA, la ley Sinde a la americana. Allí, al contrario que aquí, parece que el gobierno por fin ha escuchado a sus ciudadanos, aunque ha hecho falta que bastantes empresas mostraran su descontento con la norma. Hablo de compañías del tamaño de Google, Twitter o Facebook, los auténticos directores de lo que ocurre en Internet. Llamativo fue el caso de Go Daddy, uno de los mayores registradores de dominios en Internet, que tuvo que dar marcha atrás en su apoyo a la ley visto el boicot que le hicieron sus clientes. Incluso la fundación Wikimedia ha decidido echar el cierre a Wikipedia hoy mismo como protesta. Dentro del mundo de los videojuegos, webs como Gamasutra y Rock, Paper, Shotgun han cesado igualmente sus actividades por un día como reivindicación. En territorio patrio no hubo quien alzara la voz salvo los internautas, tachados de cosas que no reproduciré aquí. De momento, la Casa Blanca ha decidido parar tan absurdo reglamento hasta alcanzar un consenso, lo que al menos es algo positivo.

Para los que no estén al tanto, las críticas a la Stop Online Piracy Act (Ley de cese de la piratería en línea) se basan en que exige un mayor control de Internet, llegando a amenazar seriamente la privacidad y la innovación, e involucrando forzosamente a numerosas compañías (buscadores, proveedores de Internet, proveedores de alojamiento, etc.) en el propósito de controlar los derechos de autor. De momento, eso sí, la normativa marcaba una acción judicial necesaria, cosa que se esquiva en la ley española. Aquí, se le otorga a una comisión la potestad de cerrar el acceso a determinadas páginas, incluso de forma preventiva (esto también se refleja en la norma estadounidense), otorgándoles un poder que ni siquiera se emplea para cuestiones mucho más graves como la pornografía infantil. Y no es demagogia, es la pura realidad.

Ayer mismo también se daba a conocer que diversas editoras de videojuegos estaban amenazando a algunos usuarios con solicitudes de indemnizaciones del orden de los 800 € por juego descargado. Square Enix, Atari, Codemasters o Ubisoft, entre otras, espiaron las conexiones mediante torrent para identificar por IP quién estaba accediendo a sus obras. Más allá de que dicho método para descubrir al usuario infractor no es ni mucho menos fiable, o que tal demanda de dinero es desproporcionada, lo que esto nos deja es una pésima imagen de dichas distribuidoras. La misma que el público tiene por ejemplo de la SGAE.

No soy ni mucho menos el primero en decir que la piratería se combate con buenos precios, productos atractivos y un gran servicio al usuario. Steam a día de hoy es para mí un gran ejemplo: sencillez para la descarga de los juegos, numerosas ofertas y sin limitaciones para descargar lo comprado más de una vez (aunque no siempre). Un servicio así ha contribuido enormemente a reducir la piratería en PC, habiendo gente que no pagaba que se lo ha replanteado vistos ciertos precios de escándalo. Y quienes siempre piratean, lo seguirán haciendo, porque no pagarían ni un euro. Cortándoles el grifo perjudicando a tus usuarios (y en general al resto de Internet con la ley SOPA o la ley Sinde), lo único que consigues es cabrear a tus propios clientes. En este mismo saco entra también el dichoso 'online pass' para frenar la venta de segunda mano.

Ya basta de que pisoteen nuestros derechos para defender sus intereses. Ya basta de que paguen justos por pecadores. Ya basta de que la piratería sirva como excusa para ejercer cada vez mayor control sobre Internet. En definitiva, ya basta. Premien a los que compran sus juegos, o películas, o música, o libros, o lo que sea, y dejen de atacar a todo el mundo sólo para cazar a algunos. Y además, siempre sin éxito. Así que replantéenselo, conseguirán clientes más contentos y seguramente les cueste menos dinero.

Esta columna es una opinión personal del autor que no representa necesariamente la de MeriStation.