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Patapon 2

Patapon 2

A ritmo de Chaka

Justo cuando se cumple un año desde la aparición de Patapón en occidente, Sony lanza al mercado ‘Don Chaka', la esperada continuación de la historia protagonizada por estos carismáticos guerreros bidimensionales, pequeños espartanos que libran batallas épicas con el fin de asegurar su supervivencia, con sus cánticos y fiestas por todo lo alto. La obra de Rollito se expande con más posibilidades de juego, nuevas unidades y un modo cooperativo que garantiza diversión asegurada entre varios amigos.

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Patapón fue una de las sorpresas del catálogo de PSP la temporada pasada. Este mes de febrero se cumple un año desde que la obra de Rolito viese la luz en tierras niponas, precedida de una gran expectación, con el consiguiente éxito de ventas que le aupó entre los primeros puestos de los juegos más vendidos de aquel año. ¿Cuál es el secreto de Patapón? No es muy difícil acertar esta respuesta, ya que más allá de su frágil apariencia gráfica, este título esconde un enorme potencial relacionado con la estrategia y todo lo relacionado con ella. Además lo hace en formato en desuso como son las dos dimensiones, explotando el potencial de una consola que en ocasiones puntuales ha sabido demostrar su potencial y capacidad para representar toda clase de ideas, por absurdas que puedan parecer sobre el papel.

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De Patapón 2: Don Chaka sólo cabía espera uno título idéntico al original que ampliase todo lo que ya se conocía, y efectivamente así ha sucedido. El título era anunciado en el pasado Tokyo Game Show, siendo uno de los más destacados de la feria, no sólo en lo que respecta a la portátil sino también al PlayStation Network, un servicio por el que también se puede adquirir el juego, ajeno al formato físico que encontramos en el mercado. La propia Sony confirmó los rumores con un anunciamiento que iba directo al grano. Surgió entonces la promesa de encontrar un título que amplía un 200% la aventura original, en la misma tónica que comentábamos en su día con LocoRoco2.

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Un juego más grande, mejor en todos los aspectos, en el que se han corregido algunos aspectos que no convencieron al público en su día. Incluir tres modalidades de dificultad en la más evidente de todas ellas, una opción que se ha incluido con el claro propósito de facilitar a los menos hábiles el disfrutar de un título eminentemente rítmico, en el que la estrategia ocupa un lugar privilegiado, pero no exclusivo. Precisamente por este motivo destaca la concepción de esta franquicia, obra del artista Rolito, donde se combina sabiamente la música, las melodías y el buen ambiente con la mente; la necesidad de pensar, de analizar las circunstancias antes de entrar en acción es fundamental para garantizar el éxito, pero no es el único elemento al que debemos prestar atención.

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Dale, Chaka, dale
Un libro se abre, y de él surge  una infinidad de relatos al cual más disparatado y épico de los pequeños guerreros Patapón. De un modo u otro uno de los barcos acaba en una costa ajena a toda vida conocida, donde parece que se ha librado una gran batalla campal que deja tras de sí un largo rastro de heridos y de soldados que piden auxilio. Nosotros, sin embargo, sólo controlamos a uno de ellos, hasta que finalmente encuentra a varios compañeros para formar el primer grupo guerrero de la zona. Estos seres son tan carismáticos que son incapaces de realizar cualquier ataque sin realizar una danza previa a ello, por lo que en un principio nos limitamos a avanzar haciendo acopio de las combinaciones que ya conocemos, en primer lugar la de movimiento, luego la de ataque -con sus variantes-, para acabar descubriendo las nuevas posibilidades que se abren para el jugador, con nuevas combinaciones rítmicas a realizar con los botones, pensadas para la defensa y una mejor coordinación a la hora de realizar ataques especiales.

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A los Patapón les ha caído una suerte inmensa al aterrizar, casi sin quererlo, en una costa desolada que pueblan los Kamenpon y los Akumapon, dos razas que tratarán por todos los medios de evitar que nuestra tribu se asiente en la zona. Se trata de una raza desconocida, prácticamente incapaz de entablar conversaciones coherentes entre sí, y que protagonizan varias de las escenas más cómicas que se han dado lugar en la serie. Entre ellas, una aparición majestuosa en uno de sus campos de concentración, en donde sin incapaces de defenderse de la invasión enemiga. Se miran entre ellos, dan órdenes, pero nadie es capaz de entrar en acción. Al menos a priori, ya que en cuestión de segundos nos veremos afrontando una nueva situación de peligro de la que sólo nuestro ingenio será capaz de sacarnos. Lo mismo sucede con las distintas unidades de batalla, a cada cual más estrambótica y extravagante.

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¡A las armas!
Los primeros pasos de nuestra invasión nos llevan a conocer los primeros ritmos, a hacernos con el sistema de juego -cosa que sucede sin apenas problemas-. Una vez hayamos coordinado el oído con las combinaciones de botones a realizar comienza el verdadero quid del juego, que no es otro que lograr avanzar escenario por escenario mientras descubrimos objetos que nos permitan mejorar nuestra tribu con nuevos edificios y unidades, grandes fiestas y festines con los que celebrar cada victoria obtenido. Comenzamos con un pequeño grupo de tres soldados que rápidamente se expande hasta descubrir una de las principales novedades de esta continuación, más allá de los nuevos ritmos, de las nuevas unidades y del modo cooperativo que comentaremos en su debido momento.

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Un grupo que anda en una excursión de reconocimiento se encuentra inesperadamente con una enorme roca que bloquea su camino. Dentro de la roca, por inexplicable que parezca, se encuentra lo que más tarde se dará a conocer como un ‘héroe', una nueva unidad fundamental para la partida que además se convierte en el protagonista de cualquier modo multijugador que encontramos en el título. Nuestro héroe cambia de forma, de ataques, incluso de armas; todo depende de la disposición del usuario de cara a ajustar a este personaje según nuestras necesidades en el combate -si bien la mayoría atañen al diseño y no tanto a su efectividad dentro de la batalla-, y a la hora de la verdad se torna como uno de los pocos personajes que disponen de habilidades realmente contundentes, sin el cual básicamente cuesta el doble traspasar cualquier obstáculo de la orografía.

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El diseño de los escenarios vuelve a correr cargo de Rolito. El artista no se ha andado con rodeos a la hora de planificar un entorno curioso, llamativo, con continuos cambios atmosféricos con rayos asesinos, tormentas tropicales, nieve, parajes desérticos, etcétera. Tan pronto nos encontramos en selva como en un paraje desolado, aunque indistintamente de este factor se puede palpar una mayor preocupación por variar los escenarios, por otorgarles algo más de vida, riqueza y variedad de texturas. Se han incluido más edificios, terreno moldeable para incomodarnos o sencillamente como barrera para librar interesantes combates con flechas y lanzas. Luego también encontramos otros tantos en los que el cuerpo a cuerpo es fundamental, todo en dependencia de cómo se hayan estructurado los edificios -torres, establos, pseudo-castillos, etcétera- que encontramos por el camino.

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Héroe, ven a mí
La importancia del héroe radica precisamente en este aspecto, en su capacidad para moldearse según la situación lo requiera. Cuando alcanzamos el estado ‘fever', nuestro pequeño protagonista se las ingenia para cargar un súper ataque que generalmente suele ser bastante efectivo entre estructuras y enemigos, garantizando así la necesidad no sólo de encadenar un buen ritmo, sino también de preservar a un héroe que se reencarna a los pocos segundos de haber fallecido. Los tres modos de dificultad que encontramos al comienzo de la partida nos sirven de apoyo como medida para evitar perder el ritmo fácilmente, además obviamente de limitar la energía y fuerza de los enemigos contra los que nos enfrentamos.

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A medida que derribamos contrincantes -tanto enemigos como animales a los que cazamos- obtenemos objetos, alimentos y útiles necesarios para concebir nuevas unidades, a las que tendremos que evolucionar manualmente siguiendo una curiosa y tremendamente bien elaborada línea ascendente que exige cada vez más recursos para aumentar no sólo de nivel, sino también de cara a conseguir esas nuevas unidades de las que tanto hemos hablado. De aquí se puede extraer, por poner un ejemplo, a la unidad voladora, una de las más reclamadas por los usuarios y que aquí no podremos desbloquear llegar al ecuador de la partida. Es una entre tantas, entre las que tenemos que añadir a los magos, lanceros, unidades con hacha -de cuerpo a cuerpo-, los músicos -bastante inútiles en los primeros compases y hasta que suben de nivel-, etcétera.

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Exactamente lo mismo que se puede esperar del apartado gráfico, que sigue exactamente la misma línea de su antecesor con una drástica importancia de los cambios meteorológicos, aquí denominados milagros, que tendremos que aplicar cuando sea necesario con el objetivo de cambiar las circunstancias de combate. Es otra de las novedades secundarias que añaden más profundidad pero que apenas destacan del resto, como los minijuegos que disputamos en el modo cooperativo, donde tendremos que pulsar los botones de la PSP de un modo similar a DJ Max Fever, tratando de acertar el ritmo justo en el momento adecuado.  Varios cambios que contribuyen a mejorar la apariencia general del juego. Desde el aspecto artístico al sonoro, todo recuerdo mucho a Patapón, siendo difícil dejar de tener la sensación de que básicamente estamos ante una expansión que, efectivamente, amplía todo lo que ya se conocía, pero realmente no añade nada que vaya a sorprender o a variar el planteamiento del título.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.