Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
MLB 18 The Show

MLB 18 The Show

MBL The Show 18, análisis

Un deporte tan poco popular en nuestro país tiene sin embargo una de las recreaciones virtuales más fidedignas del videojuego. Solidez jugable inquebrantable y contenido ingente son sus virtudes.

Actualizado a
Ampliar

MLB 18, análisis

Poco a poco, y mal que le pese a parte de la población, los ciudadanos europeos comenzamos a adoptar ciertas costumbres estadounidenses que, en su mayoría, tienen que ver con el disfrute del tiempo libre, pero el béisbol no es una de ellas. El deporte rey de Estados Unidos es el menos célebre por estos lares tras la NFL, NHL y por supuesto, la NBA, pero goza de una grandísima popularidad en Japón y sobre todo en Sudamérica, continente que cuenta con una gran representación de jugadores en las Ligas Mayores, siendo los dominicanos y venezolanos los que tienen mayor presencia.

En el momento de escribir este análisis, cada uno de los 30 equipos de la MLB lleva jugados entre 3 y 4 partidos de competición oficial, una nimiedad teniendo en cuenta que en total disputan nada menos que 160, una auténtica barbaridad con el objetivo de derrocar a los actuales campeones, los Houston Astros, coronados la pasada temporada por primera vez en la historia de la franquicia. Es esta una competitividad que no existe en la recreación virtual de esta competición, con solo un videojuego de tono realista -luego hay otros más arcade y de estética cartoon- y para más inri, exclusivo de una consola, PlayStation 4 en este caso. El estudio de San Diego, dedicado únicamente a esta marca, lleva ya con este 12 años demostrando saber hacer en el arte del béisbol, pero eso no significa que la relajación entre en sus planes. De hecho, sin grandes alardes han conseguido con MLB The Show 18 su entrega más completa hasta el momento.

Lo principal, entender el juego

Lo básico del béisbol es sencillo, y cualquier neófito solo necesitará de unos minutos para comprender el objetivo y algunas de las reglas de este deporte, pero por supuesto, quien ya esté al tanto de todo lo que lo rodea, podrá profundizar todo lo que desee. El ritmo pausado del juego hace que no sea tan difícil plasmarlo de una manera realista como sí lo es en otros casos, pero eso no debe suponer un óbice para el mérito de San Diego de saber recrearlo prácticamente a la perfección, pero sobre todo de encontrar un espacio para cualquier tipo de jugador.

Ampliar
Ampliar



Quien esté dispuesto a darle una oportunidad a MLB The Show18 encontrará un lugar donde es bienvenido, ya que la cantidad de tutoriales y su fácil comprensión hacen posible que cualquiera sea capaz de manejarse con soltura ya durante sus primeras partidas, algo a lo que ayuda sobremanera la dificultad dinámica, una idea absolutamente fantástica. Cuando un videojuego de un género inventa algo siempre es deseable que el resto de títulos tome nota, pero es este un aspecto que probablemente solo es aplicable al béisbol, siendo un deporte de momentos tan concretos: bateas, lanzas y corres. Esta dificultad dinámica hace que cada uno de estos aspectos se amolde a nuestro nivel según nuestra actuación, de modo que siempre encontraremos un reto en el juego, pero a su vez, algo accesible. Además, cada apartado va por separado, es decir: podemos ser un auténtico desastre bateando pero unos genios lanzado la bola, con lo que la dificultad del juego variará en ambos conceptos de manera independiente. Por otro lado, el fielding -atrapar la bola tras un bateo y eliminar a los atacantes- es altamente intuitivo, con una barra sobre cada jugador que determina tanto la precisión como la fuerza del lanzamiento.

La dificultad dinámica, a su vez, se suma a tres tipos de control para cada cada uno de los tres aspectos, de forma que el resultado es una experiencia 100% personalizable. Hay que destacar que el más estratégico y complejo de ellos es el movimiento entre bases, probablemente en el que más hay que entender el juego y saber cuándo tomar riesgos y cuándo no. Bien, San Diego ofrece sabiamente la posibilidad de que este sea automático, dejando a la IA la decisión de avanzar o no dependiendo el golpeo, y por suerte, esta no comete errores de bulto. En definitiva, un buen bateo y un buen lanzamiento son siempre satisfactorios -sobre todo el primero-, y deja claro el compromiso de este estudio de mantener siempre un reto a la altura sin provocar en ningún momento frustración. Es importante experimentar con cada tipo de control, porque San Diego se encarga de adaptar la dificultad a nuestro nivel, aunque de hecho ese concepto, el de nivel de dificultad, queda completamente difuminado de manera extraordinaria.



Y si de algo pueden presumir los americanos, es de hacer un espectáculo de algo que a priori no cuenta con esta virtud, y el béisbol seguramente sea el mejor ejemplo. Ir al partido es un ritual para los estadounidenses, y lo que ocurre en el campo no es más que parte del show, algo que este videojuego recoge perfectamente con una presentación que goza de la epicidad necesaria para que parezca que vamos a una gran batalla en lugar de a disputar un partido de béisbol. Los efectos y la música cumplen su papel, pero sobre todo lo hace el fantástico nivel de detalle de los estadios y el modelado y comportamiento del público. Es genial ver las grandes y palpables diferencias entre el gran estadio de los New York Yankees y el más modesto de los Kansas City Royals, por ejemplo, pero siempre, como decimos, recreados con un mimo más que destacable.

Ampliar
Ampliar
Ampliar

El camino al estrellato, más duro que nunca

Los modos de juego presentes en MLB The Show 18 son los habituales, pero existen mejoras notables en todos ellos, algunas de ellas sorprendentes. Hay que comenzar hablando por el que es el modo estrella en prácticamente todos los videojuegos deportivos, como es el modo Carrera, aquí conocido como Road to the Show. A saber, editamos a nuestro álter ego y lo conducimos hasta el Hall of Fame, pero el camino es más largo que nunca, ya que esta vez no comenzamos como uno de los prospectos más prometedores del país, sino como un jugador más que debe labrarse su carrera desde las ligas menores, las cuales cuentan también con la licencia oficial. Hay que dejar claro que habrá que armarse de paciencia, porque la llamada de las ligas mayores tarda en llegar. Eso sí, tenemos también la posibilidad de importar nuestro personaje desde la entrega de 2017, pero las mejoras incluidas hacen que valga la pena comenzar de nuevo. Por ejemplo, justo después de crear a nuestro jugador, podemos elegir entre tres arquetipos en los que se centrarán los parámetros a mejorar en un sistema de progresión que ha dado un cambio radical, y para bien.



Para muy bien, de hecho, ya que como si de un RPG se tratara, mejoraremos conforme y exclusivamente a partir de nuestra actuación en los partidos, haciendo que cada buena acción sume y cada error reste. Esto hace que no podamos elegir que características queremos progresar, pero elimina de raíz la presencia de Stubs -la moneda virtual del juego,por ende, micropagos- en este modo, al no existir nada parecido a puntos de experiencia. Sin embargo, eso no quiere decir que no tengamos ningún control sobre la progresión del jugador, ya que si es posible decidir en qué queremos centrar la sesión de entrenamiento semanal. Una decisión que seguramente reportará menos dividendos a Sony y al estudio de San Diego, pero que sin duda se gana el beneplácito de la comunidad. En resumen, Road to the Show no cuenta con el detalle de modos similares en otros títulos, pero sigue siendo una experiencia completa en la que ni siquiera se echa de menos un apartado narrativo que no nos engañemos, termina sobrando casi siempre.



Por otra parte Diamond Dynasty vuelve a contar con todas las virtudes que lo convierten en, seguramente, el modo más adictivo de la franquicia. No es sino el equivalente a UT de FIFA o My Team de NBA 2K, pero con una cantidad de contenido y submodos, online y offline, muy por encima de los mencionados. Tenemos un buen puñado de leyendas que coleccionar, tales como Babe Ruth o Jackie Robinson, y a su vez, insistimos, una cantidad abrumadora de desafíos en forma de partidos en línea o en solitario, gracias sobre todo a Conquest, ese minijuego -que no es tan mini- tipo Risk en el que conquistar el mapa estadounidense robando fans y territorios a los 30 equipos de la MLB. Es extremadamente sencillo engancharse a Conquest, ya que los partidos se recortan a 3 innings -turnos- cuando por regla son 9, haciendo que en sesiones cortas de juego podamos disputar 3 o 4 encuentros, al final de los cuales siempre obtendremos una recompensa en forma de carta y unos buenos Stubs con los que comprar sobres. En efecto, aquí sí que tenemos micropagos, pero también es muy sencillo ampliar nuestra colección con no demasiado esfuerzo.



Pero el modo con el que probablemente más disfruten los puristas del béisbol es Franchise, que como imaginamos, es este en el que tomar el control de nuestro equipo favorito de la MLB. Aquí sí que es necesario tener ciertas nociones más profundas del deporte, porque aunque no suma novedades de gran peso, sí requiere cierto conocimiento al tener que gestionar alienaciones y sobre todo, saber reclutar talento joven para que nuestra franquicia siga creciendo, deportiva y económicamente. Por suerte, la novedad más plausible es una presentación en forma de menus mucho más intuitiva que en entregas anteriores, algo que parece baladí, pero para quienes disfrutamos de estas, sabemos que es algo que se agradecerá, ya que una interfaz más simplificada hace el disfrute de este modo más sencillo.

Al igual que sucede en otros juegos deportivos, MLB The Show 18 presume de innumerables formas de disfrutar del béisbol de diferentes maneras, sea lo larga que sea nuestra sesión de juego, siempre tendremos un reto a la medida. Eso incluye un curioso modo retro con gráficos en 16 bits, eventos dinámicos con premios físicos como gorras o pelotas firmadas -que por desgracia, solo es válido para territorio estadounidense-, o un modo custom practice donde mejorar nuestra habilidad en aquello que peor se nos pueda dar.

8.7

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.