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Minit

Minit

  • PlataformaXBO8PS48PC8IPHIPDANDNSW
  • DesarrolladorLots of 'Em
  • Lanzamiento03/04/2018 (XBO, PS4, PC)09/08/2018 (NSW)27/06/2019 (IPH, IPD, AND)
  • TextoEspañol
  • EditorDevolver Digital

Minit, Análisis

La muerte cada 60 segundos es inevitable en Minit, un juego breve y directo creado por una de las mentes del estudio Vlambeer junto con la ayuda de otros creadores provenientes de Guerrilla Games y Crows Crows Crows.

Actualizado a

Minit, Análisis para PC, PS4 y Xbox One

El concepto de un juego al estilo de los Zelda clásicos, con su exploración y sus objetos por recoger, pero donde mueres inevitablemente cada sesenta segundos, suena tan interesante como, a poco que lo pienses un poco más, bastante repetitivo. Sin embargo, Minit consigue cumplir su premisa sin ser frustrante ni tedioso, sino tremendamente inteligente.

Es lo esperable cuando descubrimos que la principal cabeza pensante tras el título distribuido por Devolver Digital es Jan Willem Nijman, la mitad de Vlambeer, estudio que junto con Rami Ismail nos han dado juegos diseñados al milímetro como el roguelike Nuclear Throne y esa joya para móviles llamada Ridiculous Fishing.

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Volviendo a Minit, su base es tan sencilla como la descrita en el primer párrafo. Controlamos a un monigote con boca de pato que encuentra en los primeros segundos de juego una espada maldita. La maldición consiste en que su vida dura solo un minuto. Para avanzar en la aventura solo contamos con las teclas de dirección, el botón de atacar y otro para suicidarnos en cualquier momento.

Sin embargo, la muerte no significa perderlo todo. Hay elementos que pervivirán. Reviviremos en el último hogar en el que hayamos estado de los cuatro que encontramos en el juego. Los objetos que hayamos conseguido – y que, volviendo a la comparación con Zelda, marcan el progreso – también se quedarán guardados. Los caminos secretos abiertos en algunos lugares o las conversaciones con ciertos personajes también persistirán después del reinicio.

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Así, vamos progresando en la aventura gracias a nuestro recuerdo del mapa del juego, al que tendremos que acceder mentalmente cada vez que consigamos un nuevo objeto o abramos un atajo. Al conseguir la espada, podremos cortar los setos que hay cerca de nuestra primera casa, y así llegar la llave del faro, pero es un camino imposible de recorrer en esos primeros sesenta segundos. Al morir, siendo conscientes de dónde estaba cada cosa, podremos ir rápidamente a por la llave ya con la espada en nuestro poder. En el siguiente reinicio ya accederemos al faro, donde conseguiremos la linterna, y así con cada nuevo objeto y lugar descubierto.

Pero no todo consiste en ir encontrando zonas donde conseguir objetos. Por el camino habrá puzles sencillos pero inteligentes, y también personajes que nos pedirán favores como acabar con cinco escarabajos o encontrar sus ocho tentáculos que se le han perdido por el mapa. La exploración es un pilar del juego no solo para avanzar en la historia, sino también para encontrar objetos como corazones para aumentar nuestra barra de vida o las monedas, que nos darán acceso a objetos que harán aún más amplio el mundo del juego.

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Ese mundo es uno que por su vista superior nos ha recordado de nuevo a los Zelda de antaño, que por su diseño nos ha recordado al (también imprescindible) Downwell de Ojiro Fumoto – Minit se muestra en blanco y negro, con pocos píxeles y en 4:3 – y que por sus personajes hace pensar en Undertale. El sentido del humor está presente desde el principio, cuando vemos a ese pez que está tan a gusto en la tierra o ese señor del faro que nos da una pista que tarda una eternidad en mostrarse, ocasionándonos la muerte. No solo es surrealista, sino también abstracto, incluso en un argumento donde lo único que sabemos es que pasa algo malo con una fábrica donde nos encontramos con personajes carismáticos.

Y es que, a pesar de estar frente a un pixel art tremendamente sencillo, los personajillos que vemos en las dos horas y pico que tardaremos en completar Minit por primera vez son carismáticos en su expresividad, ya sea el zorro malhumorado, el pulpo que ha perdido sus tentáculos o el gerente del hotel cuyos clientes se han perdido. También contribuye a ello que cada uno emita su propio sonido extraño y gracioso al hablar.

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Este mundo por el que nos movemos está tan bien diseñado como la propia mecánica del juego. A pesar de contar con dos colores y con escenarios laberínticos como un negro desierto sin fin o un mar inconmensurable, siempre hay pistas visuales que impiden que nos perdamos: una piedra aquí o allá, o un muro que seguir a través de la sucesión de pantallas. La banda sonora chiptune también le da empaque. Las melodías alegres del principio se tornan más oscuras en el desierto, o nos vemos envueltos en un completo silencio en la cueva de las serpientes y otras mazmorras en miniatura por las que transitamos.

Pero si el juego ya es interesante hasta que llegamos a su final y nos perdemos en él algunas horas más para encontrar los coleccionables que no hemos conseguido en la primera vuelta, se hace un título imprescindible de rejugar tras ver los créditos. Si antes ya nos habíamos enfrentado a momentos de tensión por culpa de ese temporizador siempre presente, en el Nuevo Juego + no solo nos vemos limitados a un solo corazón de vida, sino que también se reduce el tiempo de cada partida a 40 segundos. Además, ciertos puzles cambian, así como la colocación de los objetos, haciendo que progresar dependa de jugar una partida prácticamente perfecta, de ese milímetro que nos ha hecho llegar al ítem antes de morir. 

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Minit se siente como un juego recogidito, que no quiere abarcar demasiado, que no tiene la ambición de serlo todo. Por el contrario, es una de esas experiencias irremediablemente divertidas y directas medidas al milímetro que dejan un gran poso de satisfacción al terminarlo.

Análisis realizado en Windows y Mac con un código otorgado por la editora.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.