Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Mount & Blade: With Fire & Sword

Mount & Blade: With Fire & Sword

Ahora, también con fuego

TaleWorlds lanza la tercera edición del simulador de combates medievales Mount & Blade. Con With Fire & Sword entran en juego nuevas opciones de arsenal y toda una nueva campaña que gira en torno a la Europa del Este del siglo XVII, manteniendo el mismo estilo que sus predecesores.

Actualizado a

Mount & Blade vuelve a la carga con una nueva edición, y ya es la segunda después de la entrega original. Si Warband añadió la posibilidad de realizar combates multijugador, la principal novedad de esta entrega recae en, como su propio nombre indica, la inclusión de las armas de fuego al variado arsenal de opciones armamentísticas existente en el título. Pero esa no es la única posibilidad que se abre con Mount & Blade: With Fire & Sword…

Ampliar

Hace poco teníamos la oportunidad de echar un vistazo a una versión previa del título que hoy analizamos, y que hemos seguido fervientemente incluso desde antes que Paradox se interesase por su distribución a nivel internacional. Mount & Blade nació como un simulador de combates medievales muy poco conocido por el gran público, pero inmensamente apreciado por aquellos que tenían la suerte de descubrirlo. Tal fue el éxito entre la comunidad de seguidores que muy pronto se comenzaron a desarrollar módulos que extendían o adaptaban las opciones de juego, incluso creaban nuevos mundos. Mount & Blade crecía al ritmo que los desarrolladores podían permitirse, y los usuarios colaboraban en mejorar la experiencia.

Que nadie se engañe, no se trataba de un juego perfecto. Se pregunte al seguidor que se pregunte, casi todos podrán reseñar los mismos defectos y virtudes… y a día de hoy TaleWorlds no ha hecho demasiado por cambiar dichos aspectos. Mientras que en Warband podía justificarse este hecho con la entrada del modo multijugador, en Mount & Blade: With Fire & Sword no podemos explicarnos cómo es posible que un título tan prometedor se haya quedado estancado de tal manera. De hecho, es justo decir que la nueva entrega no va a suponer demasiado para los que hayan paseado largo tiempo por el simulador y sus foros, y no consigue desprenderse de la sensación de 'más de lo mismo'.

Una de las modificaciones que encontraremos es una nueva campaña, basada en la novela ‘The Black Hetman' a su vez ambientada en la Europa del Este del siglo XVII. Abandonamos por primera vez las tierras de Calradia y sus facciones tradicionales para dar entrada a Polonia, Moscú, Suecia, Crimea y a los Cosacos, con un argumento mucho más extenso en misiones y variado en personajes. Podremos unirnos a cualquiera de esas facciones, de forma similar a como lo haríamos en su día con los Khergitas o Swadianos, o bien mantenernos al margen de las luchas por el poder que las naciones se disputan. ¿Se podría haber adaptado una Calradia al siglo XVII? Es posible, aunque tampoco nos disgusta la opción escogida.

Este cambio de ambientación implica un cambio de mapa, aunque a nivel de distribución y no de estética. Las ciudades que figuran en el mismo son algunas de las más importantes de la zona geográfica en la que se desarrollan los acontecimientos (Moscú, Kiev,…) incluyendo numerosas villas y fuertes para cada facción. Al comenzar la partida no tendremos ningún señor al que servir, pero pronto podremos iniciar nuestras andanzas por las tierras del Este en busca de algún regente al que rendir nuestro vasallaje. Los nobles, alcaldes de las ciudades o ancianos de los pueblos, nos asignarán misiones que mejorarán nuestra fama y consideración por parte de las distintas facciones.

En este sentido, With Fire & Sword es el primero en establecer una línea de misiones coherente, aunque no por ello lineal. Ciertos encargos abren la posibilidad de realizar otros nuevos con el fin de seguir avanzando en la historia ambientada en la novela, mientras que se mantienen una gran cantidad de tareas alternativas para que podamos obtener recompensas y ampliar nuestra influencia entre los bandos existentes. Se ha conseguido llegar con éxito a un término medio que no compromete la gran libertad existente en las versiones anteriores del juego, pero que permite que los jugadores que quieran puedan tener una idea general de que es lo que tienen que conseguir para finalizar el juego.
Porque Mount & Blade siempre ha destacado su gran jugabilidad y libertad de acción, y no nos hallamos ante una excepción. Los que deseen vagar sin rumbo podrán hacerlo sin temor a perderse nada, mientras que los que prefieran mantener cierto orden de ideas, lo tendrán por vez primera. Tampoco se ha reducido la jugabilidad del título, y en este sentido nos vemos beneficiados por algunas de las novedades que se habían incluido en Warband, como la posibilidad de dar patadas para separar a un oponente en cuerpo a cuerpo. Y es que si quitamos la nueva ambientación, es perfectamente posible que muchos pudieran confundir With Fire & Sword con el propio Warband.

A excepción de las armas de fuego, por supuesto. Este es otro de los principales protagonistas de la nueva entrega. Rifles y pistolas no eran desconocidos para los que hayan probado algunos de los módulos desarrollados por la comunidad, y todas las versiones de Mount & Blade han contado con una habilidad de combate llamada ‘Firearms' que nunca era utilizada por el modo nativo del juego. En esta ocasión se añaden granadas, pistolas, mosquetes, … que se utilizan de forma similar a las armas arrojadizas o de proyectil. De hecho, algunas especialmente largas, como los mosquetes, pueden blandirse en cuerpo a cuerpo por si no disponemos de tiempo para recargar.

Las armas de fuego son especialmente mortales, pero su principal problema es la velocidad de recarga. Es más que recomendable contar con un arma de cuerpo a cuerpo por si el enemigo nos sobrepasa, y una segunda pistola siempre nos dará un disparo extra antes de tener que recargar. Cuando nos enfrentamos solos contra un grupo numeroso, si no contamos con una buena distancia solamente tendremos oportunidad de lanzar un disparo antes de tener que recurrir a nuestra espada, y lo mismo se aplica si nuestro grupo es reducido. Su verdadero poder se aprecia en las batallas en las que nuestro bando cuente con un buen número de tiradores, pudiendo dar cuenta de gran cantidad de enemigos.

Uno de los aspectos más complicados a la hora de incluir este tipo de opciones, es conseguir que se equilibren con el resto de características existentes. En este sentido, el excesivo poder de las armas de fuego queda solventado por la lentitud de su uso: un escuadrón de caballería puede quedar diezmado contra una fila de mosqueteros, pero los que consigan sobrevivir tendrán vía libre para acabar con ellos. Por otro lado, todas las armas, armaduras y objetos han sido adaptados al siglo de la ambientación, de manera que no contaremos con armaduras de malla o hachas de guerra, a pesar de que muchos reconoceréis algunas de las opciones de inventario.

Dicho trabajo de adaptación se aplica en todos los aspectos del juego. Personajes, tropas y elementos han sido modificados para que tengan cabida en la ambientación escogida, y con ello se consigue lavar la cara de Mount & Blade al menos mínimamente. La estructura de las ciudades también ha cambiado, así como las texturas de las mismas tanto en las escenas como en el mapa del juego, y el siglo XVII parece sentarle bien al juego de TaleWorlds. Sin embargo, la palabra exacta para hablar de estos cambios es modificación, no mejora, porque en este sentido no se aprecian excesivos detalles adicionales respecto a la versión que disfrutamos en Warband.

Y aunque los gráficos parecen lucir algo mejor, no parece que hayan tenido la evolución propia de un título que cuenta con esos años a sus espaldas. Y mientras Mount & Blade se mantenía oculto en un rincón perdido, nos cabía la excusa de que estábamos ante un juego muy desconocido, que lo que había que apreciar era el altísimo esfuerzo de sus desarrolladores. Sin embargo, ahora que se han colocado a un nivel de distribución algo más profesional, no podemos pretender que el juego pase por el mismo rasero que se le aplicó hace 4 años. Lamentablemente para todos, TaleWorlds no ha asumido que el juego está envejeciendo, y esto puede acarrear su completa desaparición en el futuro.
De hecho, a nivel técnico no nos encontramos con muchas novedades. Las animaciones son las mismas que las que se acabaron incluyendo en Warband, que diferían de las de las entrega original. Las armas de cuerpo a cuerpo cuentan, casi siempre, con cuatro posiciones de ataque en función de la posición del cursor en el momento de iniciar el ataque, y aunque inicialmente parecían suficientes, empieza a parecer escaso y repetitivo contar siempre con los mismos movimientos. Aún así, es justo recalcar lo fluido del desarrollo aunque contemos con numerosas unidades en pantalla, algo que siempre ha destacado en todas las versiones y que suma enteros a la jugabilidad del título.

El sonido ha sido modificado poco, o nada. Al igual que el resto de características se han adaptado a la nueva ambientación, con gran éxito, no se han realizado un trabajo equivalente para que la banda sonora fuese actualizada. Lo mismo sucede con las voces y gritos de guerra de casi todas las unidades. En contraposición, los efectos que dependen del armamento, sobre todo de las nuevas opciones, sí que han sido añadidos con buen tino. El resultado final es un nivel audiovisual de calidad, aunque algo trillado debido a la escasa evolución que el juego ha tenido en todos estos años. Y este mismo problema lo encontramos con algunos de los problemas recursivos y habituales en el título.

Uno de los defectos injustificables sigue siendo lo burdo de su acabado. Puede que al principio pudiera resultar atractivo, incluso adecuado para las ambientaciones existentes, pero la interfaz gráfica necesita una cirugía estética urgente que procure modernizar un poco la visualización. Y aunque algunos puedan pensar lo contrario, dicho efecto no está reñido con conseguir una interfaz acorde con la estética de la línea argumental, y hay numerosos ejemplos de ello en el mercado. Además, con las nuevas opciones de búsquedas, misiones, listas de personajes y ciudades, la cantidad de información tiende a agruparse y perder legibilidad, más aún cuando se muestra directamente sobre la pantalla de juego.

Tanto el movimiento en el mapa como su aspecto visual requieren una intervención urgente por parte de los desarrolladores, algo que en Mount & Blade: With Fire & Sword se ha omitido por completo. Aunque no se trate del desarrollo principal de las partidas, su función durante las mismas es demasiado importante como para no prestar atención a dichas características, que no hacen más que restar detalles a lo original del planteamiento y la calidad general del desarrollo del juego. Simplemente con un poco más de esfuerzo se podría conseguir que el título de TaleWorlds pudiera ser mucho más vistoso en todo momento, no solamente a la hora de tomar parte en los combates.

Mount & Blade: With Fire & Sword es una edición tremendamente continuista, que no ataca las carencias reales del juego. De hecho, vista la capacidad de muchos de los creadores de ‘mods' para el mismo título, casi todas las novedades se podrían haber incluido en una nueva modificación sin necesidad de lanzar un nuevo disco. Y aunque hablamos de un juego de buena calidad, divertido y muy adictivo, la misma fórmula no va a funcionar eternamente y la necesidad de cambios se hace cada vez más evidente. No se trata de diseñar un nuevo juego al completo, más bien de recoger todo lo válido y centrarse en dar nueva forma a las partes que perjudican la percepción final del mismo.

Afortunadamente para TaleWorlds, cuentan con la ventaja de que el concepto de Mount & Blade es más o menos inédito, y que ninguna otra compañía ha procurado diseñar algo parecido salvando las carencias que todos conocemos. Es la única opción real en su estilo, y por ello seguirá perdurando hasta que los usuarios se cansen o hasta que alguien se dé cuenta de las posibilidades de crear un título de dichas características. Ojalá la próxima noticia que tengamos del juego sea una verdadera mejora sustancial, que de forma de una vez por todas al diamante en bruto que es. Mientras tanto, nos conformamos con lo que tenemos.

- La ambientación, completamente nueva.
- Finalmente se añaden armas de fuego.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.