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Razer Wolverine Tournament Edition, análisis Xbox One

Para Xbox One y PC.

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Razer Wolverrine Tournament Edition, análisis

Razer sigue apostando fuerte en el mundo de los mandos enfocados a la competición. Si hace algunos meses sacó Raiju en PS4, una alternativa inédita en la consola para aquellos que quisieran un mando con más opciones de control que el DualShock 4 (y sin pasar por los custom), en Xbox One también busca su hueco. En la plataforma de Microsoft lo tiene algo más competido, ya que la propia compañía de la consola sacó hace un par de años el mando Elite con este mismo enfoque y también está la versión Ultimate del que nos ocupa. Pero este Tournament Edition tiene sus propias virtudes.

Un primer vistazo al mando indica algo evidente: si una cosa funciona, no la cambies. El diseño del mando original de Xbox One está considerado por muchos el mejor de entre las consolas sobremesa, y esas mismas líneas son las que replica Wolverine Tournament Edition. No solo ubicando el stick izquierdo en zona prioritaria, sino también en la carcasa del mando, en sus curvas y adaptabilidad al mando. El resultado es que es muy cómodo de coger y que permite llegar a todos los botones, incluidos los extras, con suma facilidad. En este punto destaca el agarre de goma antideslizante, que hacen que el mando se pegue a las manos a la perfección.

Wolverine, compatible también con PC, destaca por analógicos precisos y sin puntos muertos que nada tienen que envidiarle a los mandos oficiales de Microsoft, por unos botones principales mecanizados de rápida respuesta y los gatillos con la opción de meterle topes para lanzar fuego rápido. La respuesta de todos los controles principales es inmediata y muy satisfactoria tras haberlo probado en varios juegos de distintos cortes: Forza Horizon 3, Battlefront 2 y Gears of War 4 entre otros.

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A todo esto se le añaden características clave para los usuarios competitivos: los botones multifunción. Se trata de botones complementarios para asignar acciones que van desde subir y bajar las marchas del coche con los botones posteriores o el ya clásico botón de salto para poder pulsarlo mientras apuntamos con el joystick derecho, uno de los motivos por los que los mandos custom han triunfado entre los jugadores de FPS.

Para asignar estos botones necesitamos de una aplicación, Razer Synapse, desde donde podremos crear varios perfiles para cada juego que queramos usar.  La también permite ajusta rla sensibilidad de los dos analógicos y la vibración, destacada en juegos donde está muy presente (como el mencionado Forza). Synapse sirve además para personalizar la tira de iluminación multicolor de Razer Chroma que aporta un elemento diferencial a nivel estético.

El mando cuenta con otros dos botones extra en la parte superior del mismo. Esto tiene una cosa buena y otra de mala: la buena es que a diferencia de Raiju (PS4), el mando es más compacto y acceder a ellos es algo más accesible. La mala, que sería preferible tener acceso a los cuatro botones desde la zona posterior del mando, como pasa con el mando Elite de Xbox One o la versión Ultimate del propio Wolverine.

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Por último, recalcar que el mando tiene puerto de audio 3,5mm para salida estéreo y entrada de micrófono y una cruceta que en los juegos de lucha donde hemos podido probarlo (el modo entrenamiento de la beta de FighterZ o varios clásicos de SNK como KOF 94 y 95) no es demasiado cómoda a la hora de marcar las diagonales tan necesarias en estos videojuegos. El mando solo funciona con cable (viene uno de tres metros), por lo que una versión sin ello sería la guinda.

Conclusión

Razer Wolverine compite entre los mandos de gama alta (cuesta 120 euros) y como producto Premium está enfocado a un usuario muy concreto. Los acabados son de gran calidad, el mando es muy cómodo y tanto la precisión de los analógicos como la respuesta de los botones es perfecta. Además, mediante la app Synapse permite personalizar botones extras, sensibilidad de los analógicos, de la vibración y tiene topes para los gatillos. Todo lo necesario para el usuario que precisa del acceso a botones extra, como los posteriores al mando. No llega a las prestaciones de Elite y Wolverine Ultimate (ambos tienen elementos que no encontramos en este Tournament Edition, como piezas intercambiables) pero a cambio es algo más económico.  En definitiva, uno de los grandes mandos competitivos para Xbox One y PC que solo palidece en una cosa: la cruceta.

Lo mejor

  • Acabados de gran calidad 
  • Realmente cómodo y compacto
  • La respuesta de analógicos y botones
  • Los cuatro botones extra son de fácil acceso (incluso los superiores son más accesibles que en Raiju)
  • Las posibilidades de personalización con Razer Synapse

Lo Peor

  • La cruceta
  • Una versión wireless, sin cable, sería la guinda final