Mostrando de nuevo el poder de la viralidad que tenemos hoy en día, el caso Flappy Bird es el ejemplo perfecto de estudio del éxito inmediato que la propuesta más sencilla e independiente, alejada de las grandes producciones, puede tener.
Lo más curioso de la entrevista de Forbes es que su autor señala que hubo que pactar la condición de que no le podría ver el rostro al desarrollador, además de retrasarla porque "Nguyen tuvo una reunión repentina con el primer ministro de Vietnam".