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Party Night: ¿Te atreves?

Party Night: ¿Te atreves?

  • PlataformaWii6
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorUbisoft
  • Lanzamiento04/03/2011
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorUbisoft

Sin ligue y a dos velas

Siguiendo la estela de otros compendios de minijuegos sencillísimos, Ubisoft se acerca ahora a una nueva perspectiva picante de los juegos sociales en PS3 y Wii, aprovechando sus mandos con sensor de movimiento y toda la polémica que el asunto puede levantar. Esta celebración nocturna dará lugar a algún que otro malentendido pícaro pero no termina de pasar de ahí y hace que la fiesta se antoje algo corta, repetitiva y se acabe cuando mejor nos lo íbamos a pasar.

Actualizado a

Raving Rabbids, Mario Party, Wii Party, Big Brain Academy, Wario Ware, Wii Play... El ya muy amplio catálogo de Wii empieza a saturarse en esto de los minijuegos y la competencia es atroz, dando lugar a sucesivas réplicas de los desafíos que al final solo varían unas de otras en su ambientación y número de minijuegos incluidos. En PlayStation 3 no pasa aún esto, pero Party Night desde luego no llega para cubrir ese hueco. Lo nuevo de Ubisoft para todo tipo de públicos prometía la fiesta perfecta en la que todo puede pasar y los asistentes podrían seducir al resto. La intención es buena, y al principio casi da la sensación de que se lleva bien a la práctica, pero justo cuando mejor se ponía la cosa, el juego empieza a repetirse incansablemente y pierde todo su interés. Se acabó la fiesta, "esta noche no ligo..."

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La nueva política de algunas compañías con la captación de públicos ofreciéndoles más y más minijuegos que rozan lo absurdo por su sencillez de manejo y poca diversión a medio plazo empieza a atufar demasiado, lo que se traduce en ventas mediocres en la myoría de los casos, que por suerte, también habían contado con bajos presupuestos para el desarrollo. Pero Party Night llegaba a las dos consolas en las que aparece con otras intenciones y mucha polémica a su alrededor, recordando a esos juegos de tablero picantes en los que las pruebas te obligaban a romper rápidamente el hielo con el resto de jugadores y que podían acabar en algo más que un desliz gracioso. De hecho, su anuncio y tráiler sugerían todo esto pero el producto final ha acabado siendo mucho más suavito de lo que esperábamos y apenas supondrá situaciones comprometidas, invitando más a los jugadores al baile, los juegos de preguntas y otros minijuegos ya muy vistos (como pulsar los botones indicados en un momento determinado o retos cooperativos y de sincronización), que a dejarse llevar por pruebas traviesas.

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Nada más empezar a jugar, llama muchísimo la atención que el título no hace uso de los Miis de Wii, y tiene sus propios avatares personalizables, totalmente calcados a los de la consola de Nintendo pero que sólo sirven para el juego, por lo que habrá que crear los de los asistentes a la partida/fiesta aunque ya hayamos estado jugado antes a otros títulos. La personalización de estos personajillos no es tan completa como la de los Miis, pero tampoco es lamentable. El menú principal es bien sencillo y discreto, con tres pestañas: Jugar, Avatar y Opciones. Nada más. Las Opciones sólo nos permiten activar el uso del periférico de WiiFit, la Wii Balance Board, en la versión de la consola de Nintendo o ver los créditos. En Avatar crearemos y editaremos los ya creados. Y es en Jugar donde se despliegan algunas escuetas opciones más, como el número de jugadores (de 1 a 4) y los equipos, si queremos disputar partidas ya creadas o confeccionar de manera aproximada la nuestra, y el tiempo de juego (30,45 o 60 minutos).

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Tanta sencillez y pocas opciones o variedad se trasladan a la mecánica jugable y el propio esquema del título. No podremos jugar más de cuatro, no hay opciones de dar ventaja a algún jugador ni introducir personajes manejados por la CPU, ni tampoco elección del color, orden o posición de cada uno, u otros ajustes que sí hemos visto en otros juegos del género. Al personalizar las partidas, por ejemplo, solo podremos ordenar tres de las cinco categorías-estados de ánimo que querremos jugar y los minijuegos nos vendrán prácticamente impuestos. Ni rastro de poder elegir nosotros cuáles queremos exactamente y ni muchos menos ajustarles la dificultad u otros parámetros propios de cada uno de ellos. Habrá que elegir entre Pícaro, Encantador, Aventurero, Listillo y Persuasivo. Y a partir de aquí, que sea el propio juego quien nos guíe con tres desafíos a escoger uno en cada una de las tres rondas de cada categoría.

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La primera de ellas es Encantador, donde los juegos serán muy suaves, consistiendo en bailar canciones lentas, saltar para que nuestro avatar coja estrellas que pululan por el cielo, y algunos minijuegos simples más. Listillo es el modo de las preguntas -tipo los juegos de Trivial de las consolas actuales, con varias respuestas- donde jugarán siempre todos los jugadores para ver quién es más rápido y sabe más sobre música, cine o preguntas generales distinguidas por sexos. La dificultad de éstas es muy adecuada. Pícaro saca de nosotros ese lado más atrevido y fanfarrón, con propuestas relativamente atrevidas, como jugar al clásico juego de la manzana colocando un mando entre nuestra cara y la de otro participante y teniendo que pulsar a la vez con nuestras caras y sin usar las manos los botones A y B. O abrazarnos colocando el mando en el pecho de ambos jugadores y esquivando la lluvia que cae sobre los avatares en pantalla en todas direcciones. Aventurero nos propone retos más centrados en las carreras y minijuegos de rodeo y rescate antes de tiempo, etc. Por último, Persuasivo, nos hará el centro de atención, con muchos bailes y minijuegos de imitar lo que haga nuestro avatar en pantalla, lo que si lo traduciomos a su esquema extrictamente jugable, viene a ser prácticamente lo mismo que el baile.

La dinámica de una partida completa es lineal y simplona. El juego comienza con los avatares sentándose en el primer sofá de la primera categoría que hayamos seleccionado o nos impnga el juego (sofá rojo para Encantador, verde para Aventurero, violeta para Pícaro, amarillo para Listillo y azul para Persuasivo). El jugador 1 -y siempre el 1- se levantará de este primer sofá y tendrá que apuntar a la pantalla para elegir uno de los tres minijuegos que se le proponen. No en todos participarán los cuatro avatares por lo que puede que tenga que elegir compañero/a de juego. Una vez disputado éste y otorgados los puntos a la clasificación general individual o la del equipo, el título nos propone una pregunta sobre nuestra personalidad, del tipo "¿crees en el amor para siempre?" o "¿quien la sigue la consigue?" y nos dará dos opciones de respuesta sobre nuestras creencias y formas de ser, una afirmativa y una negativa. Con estos resultados el juego, al final de la partida, nos hace una breve descripción de nuestra personalidad. Tras esto, volvemos al sofá, a la ronda 2, y ahora es el jugador 2 el que se levanta para escoger minijuego entre los tres propuestos en este momento, entre los que puede haber aún alguno de antes. Así iremos avanzando por las categorías de la partida y enfrentándonos con los marcadores de puntos al resto de participantes o al equipo contrario en caso de que juguemos en parejas.

Como decíamos, la propuesta empieza bien pero pronto cae en la monotonía por su escasa variedad de mecánicas en los minijuegos y reducido número de éstos, solo 40, que hace que enseguida se empiecen a repetir si jugamos dos o tres veces. Podemos hablar, por tanto, de un título con una vida corta si lo queremos sacar en más de cinco o seis fiestas, aunque a cambio, su bajo y poco habitual precio, 29,95 euros, hace su compra más razonada para jugarlo muy de vez en cuando con invitados que nunca hayan tocado una consola. La misma repetición que vemos en los minijuegos aparece pronto en las preguntas, ya que éstas no son las suficientes para un título así y comienzan a reaparecer pronto de igual manera, si jugamos tres partidas. Lo peor de todo esto, es que queda en evidencia fácilmente en el propio selector entre tres minijuegos que nos pide cada una de las cinco categorías cuando ya estamos disputando las partidas, lo que impactará y hará perder el interés hasta a los poco habituales.

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La sencillez se mantiene dentro de cada uno de los juegos. En Carrera de Obstáculos se nos pide pulsar botones del mando de Wii para que nuestro avatar salte a tiempo. Pero sólo se juega con A, B, 1 y 2, lo que lo hace excesivamente sencillo ya que hay bastante tiempo para reaccionar y el personaje corre solo. Lo mismo ocurre en PS Move. Los juegos de baile -los más habituales y pertenecientes a todas las categorías hasta hacerlos pesados- nos piden que sigamos el ritmo imitando los movimientos de los protagonistas en pantalla y haciéndolos en el momento justo. La captación de estos movimientos reales y su traslacióin al juego es muy mediocre, dando lugar a muchos fallos de reconocimiento o secuencias en las que bastará con agitar el mando a lo loco para hacer muchos puntos. Otro minijuego consiste en lanzar cuchillos a ciegas meintras otro jugador nos guía, pues bien, de nuevo sencillez absoluta: nos tendremos que vendar los ojos y apuntar a la pantalla pulsando A cuando queramos lanzar. No hay exigencia de hacer el movimiento de lanzado, o algo similar que diera al minijuego, se nos ocurre por ejemplo, la variable de tirar con fuerza o excesivamente suave. Es todo muy, muy básico, aunque entretenido en las primeras partidas.

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La Wii Balance Board se usa en muy pocos retos aunque añade, como siempre, un punto extra de jugabilidad. Todos los minijuegos están explicados antes de empezarlos -como es habitual en el género- y podremos entrenar un poco antes de iniciar la partida real en éstos. Según los acabemos, obtendremos una puntuación u otra, lo que se trasladará a nuestro marcador general, que será revisado entre categorías y al final, con el mismo vídeo de animación en todas las ocasiones. Jugando en modo para un jugador, hay cuatro desafíos, Bronce, Plata, Oro y Platino; cada uno de ellos más exigente en puntos a conseguir. Los minijuegos que nos obligan a interactuar con otros jugadores (como poniendo el mando entre ambos o pasándolo) desaparecen de las categorías. Si conseguimos ganar cada uno de estos desafíos, desbloquearemos elementos de edición de avatares, como nuevos sombreros, botas o personalidades distintas.

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La puesta en escena respeta la sencillez del apartado jugable o el esquema de categorías. Sin alarde técnico de ningún tipo, mucho menos en la más potente PlayStation 3, el juego no ha cuidado en exceso los continuos tiempos de carga o los efectos de sonido. En algunas de estas esperas, nos coloca informaciones sobre sexualidad y amor, como citas de sexólogos, explicaciones científicas de qué son y cómo actúan las feromonas, estudios sobre si las ostras o los bombones son afrodisíacos, etc. Pero, de nuevo, hay pocas, y pronto se repiten una y otra vez. Lo mismo ocurre con otros detalles, como los platós que se muestran para los tres juegos de preguntas de la categoría Listillo. Son siempre el mismo de diferentes colores. Y sobre este minijuego, tenemos que apuntar una curiosidad; uno de los concursos es el llamado Batalla de Sexos, donde se hacen preguntas para ellos y para ellas, pero que pueden contestar ambos. Las de las chicas son sobre cosméticos, moda y literatura. Para los chicos se pregunta sobre deportes, coches y cine.

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Las animaciones de los personajes son otro punto visiblemente mediocre. Todos los varones siguen los mismos patrones para mostrar alegría o tristeza, al igual que las féminas, con sólo 7 u 8 animaciones distintas para los resultados ante los marcadores y otras tantas para los pasos de baile. El sonido sí responde como debe, salvo por los escasos efectos. Las canciones escogidas para los bailes son versiones de todas las épocas y de estilo sexy, podríamos decir. YMCA, Material Girl o Moulin Rouge no faltan en la colección, buscando de nuevo que los jugadores, mando en mano o bolsillo, puedan exhibir sus mejores dotes en la pista.

Conclusiones
Party Night podría haber dado muchísimo más de sí y convertirse en este deseado juego en muchas fiestas en las que Wii Party o Raving Rabbids no terminan de encajar por el tono subidito que van cogiendo. Sin embargo, su propuesta es, además de muy light para lo que podríamos esperar, repetitiva y no demasiado atractiva para dedicarle más de media horita. El abuso de los minijuegos de baile, la excesiva sencillez de las pruebas y la poca exigencia de éstas en cuanto a retos más sinvergüenzas hacen del juego un producto más en un catálogo sobresaturado en Wii y no precisamente exitoso en PS3. Su mejor baza es su precio, que no llega a los 30 euros y que, a cambio, sí que amenizará alguna fiesta que otra y puede acabar dando fruto entre dos personas que no se conozcan o acaben de ser presentadas. Nos hemos quedado con el líbido por las nubes, esperábamos más.

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  • Su precio en ambas versiones, 29,95 euros, más bajo de lo habitual.
  • Para personas que no se conozcan mucho, puede resultar rompe-hielo.
  • La lista de canciones seleccionadas.
6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.