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RIVE

RIVE

  • PlataformaPCNSW7.9PS4
  • GéneroPlataformas, Acción
  • DesarrolladorTwo Tribes
  • Lanzamiento13/09/2016 (PC, PS4)17/11/2017 (NSW)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorTwo Tribes

Rive: Analisis para Nintendo Switch

Rive pasó sin pena ni gloria por PS4, PC y Xbox One hace poco más de un año. Analizamos su versión Ultimate para Nintendo Switch, un juego que pisa el mercado con sus patas metálicas cuando sus desarrolladores ya han anunciado que su estudio es cosa del pasado.

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Están muertos los juegos de tipo arcade?

Flota mucho en el ambiente la cuestión estos días, aunque también es cierto es que ya llevamos unos añitos escuchándola. No nos pondremos de acuerdo del todo en la respuesta, aunque hace bien poco nos desayunábamos con un de esas sorpresas muy desagradables con el abandono de este tipo de propuestas clásicas por parte de Housemarque, uno de los estudios que mejor las han actualizado, que termina por despedirse tras el excelente Nex Machina porque, literalmente, piensan sus responsables que este tipo de videojuegos “están muertos”. Triste momento sin duda este que nos deja Housemarque,  pero no hace falta más que observar lo que ha sucedido este mismo año para darnos cuenta de que, si son cosa del pasado, el muerto está muy vivo aunque se sitúe ya fuera de la primera línea de batalla. Y es que no tiene pinta de que el zombie vaya a desaparecer bajo tierra por completo, gracias a los muchos estudios más humildes, tan modestos que incluso los forman dos personas, que no paran de profundizar con sobrado acierto en estos vestigios tan retro. Otra cosa diferente serán los desarrollos independientes de la categoría más alta de la escena, una gama en la que podría inscribirse todo lo que ha hecho Housemarque y también, por qué no, este Rive, un juego de un nivel de producción algo superior al del indie al uso.



Rive: Ultimate Edition es la edición definitiva de un juego que pasó sin pena ni gloria víctima de un lanzamiento más bien discreto en cuanto a promoción, que se produjo posiblemente en un mal momento, lo que unido a la calidad media de la cosecha (más bien alta) lo llevó a perderse por completo entre los indies de 2016. Lo cierto es que la falta de visibilidad y trascendencia de este y otros videojuegos recientes, con corazón clásico, debería dar origen a un debate muy serio para toda la industria en general, con implicaciones que van mucho más allá del éxito inmediato que pueda tener un videojuego e implican a desarrolladores, prensa y, también hay que decirlo, usuarios que gustan de estas propuestas pero las apoyan solamente cuando ya es tarde para sus desarrolladoras. Es un tema complejo, pero no estamos hoy aquí para responderlo, y sí para saber lo que tiene que ofrecernos esta obra póstuma del estudio holandés Two Tribes, cuyos integrantes ya dejaron claro en su momento que Rive sería el último videojuego que desarrollarían con su sello. Así pues, es una especie de juego-cadáver el que ahora recibe la consola híbrida de nintendo, ya que lo estamos disfrutando en Switch después de que sus desarrolladores renunciasen a producir más videojuegos. Bueno está si contribuye a aumentar su recorrido ya que Rive es, en nuestra opinión, lo mejor que ha salido del estudio, y nos hace lamentar lo mucho que habríamos podido disfrutar si los autores de Toki Tori hubiesen cultivado antes esta faceta de la acción frenética.

Rive entra de lleno en la categoría alta de la escena indie en cuanto a su presentación audiovisual. Hay mucho buen hacer en sus fondos y personajes, y todo gira en torno al acertadísimo diseño y habilidades del vehículo protagonista. Resulta enormemente llamativo y carismático desde el primer momento, a pesar de ser poco más que la clásica navecita de tantos otros juegos que esta vez ha adquirido ínfulas de tanque arácnido. Se las apaña por igual en dos planos muy distintos en cuanto a su movimiento, y de esta dualidad nacen los dos géneros que Rive fusiona con gran acierto. Por un lado, nuestra nave es capaz de volar por las secciones en gravedad cero, que se convierten así en los cortos pero intensos niveles de un shoot em up twin stick que sigue a pies juntillas las enseñanzas de Geometry Wars o Super Stardust. Por el otro, cuando la gravedad lo devuelve al suelo, el curioso vehículo y su lenguaraz ocupante se convierten en la versión ultra rápida de los tanques de la serie Metal Slug, que saltan y disparan a alocadas velocidades por otros niveles, también muy breves pero igual de vibrantes, que apuestan por el  Run´N Gun y las plataformas.



Rive, a diferencia de muchos otros títulos de este estilo que hemos visto últimamente, ha conseguido dotarse de un argumento atrayente. Se hace querer, sobre todo por cómo el barbudo Roughshot se ríe de sí mismo y de la historia de los videojuegos en diálogos con su antagonista-que-tampoco-parece-tan-malo, un omnipresente robot guardián que se cachondea a su vez con poco disimulo del inolvidable GlaDOS (ya sabéis, de Portal). Por los diálogos entre el dúo protagonista y los propios escenarios desfila toda una retahíla de chascarrillos sobre el pasado, presente y futuro de los videojuegos. Tiene para todos Roughshot desde la cabina de su nave-tanque, así que cuando no está disparando a todo lo que se mueve, se entretiene ironizando sobre micropagos, salones recreativos o juegos de plataformas del pasado, para enfrentarse poco después a momentos como el nivel en que las fichas del Tetris caen sobre nuestras cabezas. Impregna todo el juego este humor para jugadores retro, que también nos regala al morir pantallas en las que hay referencias a casi todo, así como algún que otro homenaje musical a los shoot em up japoneses. Mucho metalenguaje en definitiva sobre el ocio electrónico, gracias al contenedor que le brinda un guión que consigue hacernos reír en bastantes ocasiones  sin ponerse pesado en ningún momento.

Destruir metal no pasa de moda

Rive funciona a la perfección en cuanto a lo que propone a nivel jugable. Su mezcla de shoot em up multidireccional y Run´n Gun con plataformas se complementa con el recurso de hackear ciertas naves enemigas que nos proporcionarán ventajas que se vuelven imprescindibles a medida que avanzamos en la campaña. Su fórmula, que ejecuta con acierto, consigue que el juego parezca incluso más variado de lo que es en realidad, a base de alternar niveles de ambos tipos con algún que otro puzzle muy sencillo o con momentos casi anecdóticos de exploración. Causa también muy buen efecto cierta sección sin armas, tan destacable que pensamos que debería haberse explotado mucho más este recurso, o incluso una fase de homenaje a Gradius en la que disparamos solo horizontalmente. En cualquier caso, no es la variedad, que la tiene hasta cierto punto, la que predomina en toda la propuesta de Rive. Más bien es otra palabra la que se adueña de ella para lo bueno y para lo malo: la dificultad.


Two Tribes no se esconde: quiere proponernos un videojuego difícil, y lo deja claro desde el menú principal. Si el estudio se lo planteó como objetivo, le damos la enhorabuena: ha logrado realizar uno de los shoot em ups más difíciles de los últimos tiempos, aunque paradójicamente nadie se quedará sin ver el final gracias a la abundancia de checkpoints, seguramente excesiva. Precisamente por eso, es en este punto de la dificultad y duración donde todo el entramado flaquea un poco a nuestro entender, alejándose de lo que podría haber llegado a ser con una campaña más larga, una dificultad mejor estudiada y, sobre todo, con una mayor variedad de enemigos que el juego parece pedir a gritos. Sin duda, Rive es divertido e inmediato como mandan los cánones de los géneros que fusiona, pero lo cierto es que el caos se apodera de la situación con demasiada frecuencia a lo largo de sus centelleantes niveles. Moriremos cientos de veces a lo largo de la campaña y el control no tendrá la culpa casi nunca, pero la velocidad a la que se desarrolla el juego nos abona a momentos caóticos que no siempre se solucionan por la pura habilidad del jugador, transformándose más bien en un ejercicio de insistencia sobre tal o cual checkpoint que culmina cuando nuestra habilidad es suficiente, sí, pero también cuando el tremendo jaleo que se desarrolla en pantalla termina por favorecernos tras muchos intentos fallidos. Con todo, estamos ante un título altamente jugable y rejugable gracias a sus diversos desafíos adicionales, como debe ser un juego así hoy día, pero sus puntos flacos se hacen demasiado evidentes a ojos del público al que se dirige, por muy divertido que pueda llegar a ser.

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7.9

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.