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Death Road to Canada

Death Road to Canada

  • PlataformaPS47.5ANDIPDPCXBO7.5NSW7.5IPH
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorRocketCat Games
  • Lanzamiento22/07/2016 (PC)22/03/2017 (IPD, IPH)26/10/2017 (AND)08/05/2018 (PS4, XBO, NSW)
  • TextoInglés
  • EditorRocketCat Games

Death Road to Canada, Análisis

Death Road to Canada es un roguelite cuya meta es sobrevivir al viaje entre Florida y Canadá en pleno apocalipsis zombi. Combatir contra muertos vivientes, obtener recursos y tomar decisiones complicadas en los diálogos son algunos de los ejemplos de la gran variedad que ofrece la propuesta de Rocketcat Games. Ahora, su viaje llega a consolas tras su éxito en ordenadores y móviles.

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El papel de los zombis en la ficción representa un cúmulo de metáforas de todo tipo. La más básica y citada, la del miedo a lo desconocido y a qué aguarda más allá de la muerte, se explicita en la propia idea de estos engendros putrefactos. Empero, el zombi también ha sido objeto de interpretaciones políticas y sociales. Así, resulta complicado entender la cinta La noche de los muertos vivientes sin el contexto de la Guerra de Vietnam, una de las muchas lecturas que críticos como Elliot Stein extrajeron de la película del sempiterno George A. Romero. En una línea similar, David Mateo, autor de uno de los relatos que componen el libro Antología Z, considera que el zombi es “el máximo exponente de una sociedad enferma, corrupta y condenada”.

Es evidente que la figura de los muertos vivientes apela a muchos y muy diversos miedos. Como ejemplo videolúdico, Resident Evil puede entenderse como una distopía que imagina cómo sería una sociedad abandonada por sus gobiernos y a merced de las opulentas corporaciones. Sin embargo, de entre todos los terrores, el horror a la muerte es el más evidente. Ante un enemigo irracional, la humanidad está obligada a cooperar y priorizar una necesidad primordial: sobrevivir. La invasión zombi es, ante todo, un contexto idóneo para estudiar los lazos entre personas y cómo estos deben adaptarse a lo impredecible de la situación. Quien era aliado cinco minutos ha, puede que traicione a sus compañeros para salvar el pellejo. Quizá sea por ese componente de incertidumbre por lo que la propuesta roguelite de Death Road to Canada sea tan atractiva.

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Un viaje imprevisible

Tras estrenarse con una buena acogida en ordenadores y dispositivos móviles, la obra de Rocketcat Games llega a las consolas de sobremesa con un cóctel que combina el mito zombi con el viaje de Oregon Trail. Su nombre es brillantemente descriptivo, pues este título versa sobre el viaje de dos semanas desde Florida hasta Ontario que debemos afrontar para sobrevivir. Pero más que la ruta a recorrer, el juego es fiel a la primera palabra de su título.

Porque si algo destaca en esta odisea sangrienta es la muerte. Primero, porque es permanente e implica el final y la pérdida de todo lo obtenido a lo largo del periplo. Segundo, porque es el más común de los resultados en cada partida. Y no es necesario compartir la habilidad de un periodista de videojuegos enfrentándose al tutorial de Cuphead. Death Road to Canada pone muchas y muy diversas trabas al jugador para que sobrevivir durante dos semanas constituya un auténtico desafío. 

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A lo largo del viaje, los personajes, creados a imagen y semejanza del jugador, sus conocidos o simplemente de forma aleatoria, llegan a varios emplazamientos. Cada lugar se genera procedimentalmente, por lo que de poco sirve memorizar dónde están los recursos necesarios o las zonas de peligro plagadas de muertos vivientes. Escrutinar cada rincón es imprescindible para obtener los víveres suficientes para resistir hasta la próxima parada. Esas son las bases sobre las que se cimenta lo que Rocketcat Games denomina como Road Trip Action RPG.

Combinación perfecta entre acción y diálogos

Death Road to Canada es un evidente deudor del survival horror. Además de recopilar armas con las que sobrevivir de la forma más rudimentaria posible -reventando cráneos ajenos-, también habrá que abastecerse de comida, medicina y, claro está, gasolina. Como te enseña tu primer coche, un viaje de dos semanas no es posible sin el suficiente combustible. Y viajar a pie por rutas infestadas de zombis no es nuestro ideal turístico. 

Ni siquiera las garantías que ofrece ir sobre cuatro ruedas son suficientes para no acabar siendo un resto más entre los escasos dientes de un no muerto. Como en el grueso de juegos ambientados en pleno apocalipsis zombi, el componente de acción juega un rol importante. Por más que en Death Road to Canada sea bastante básico, con poco de lo que preocuparse si la amenaza consiste en tan solo un zombi, sí que admite cierto componente estratégico. Conviene reservar las armas para los peligros reales y no detenerse a aniquilar a cualquier cúmulo de engendros que aparezca en la ruta. Cuando varios zombis atacan al mismo tiempo y desde diversos ángulos en un espacio tan reducido, la muerte es casi inminente. Empero, el óbice de la vertiente de acción de Death Road to Canada radica en que el combate es algo plano y, una vez acostumbrados a él, no brinda un reto consistente salvo que la cantidad de zombis sea imposible de gestionar. Ahí, Rocketcat Games abruma más por cantidad que por calidad.

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Sobrevivir posibilita volver al coche -si es que tienes uno disponible- y emprender el viaje hacia otra localización. Además de los dos personajes del inicio, otros dos se unirán al grupo a lo largo de la partida. Y ahí, reunidos y con varios kilómetros de inhóspito asfalto por delante, es donde la obra de Rocketcat Games se desmarca del resto. Cuando afloran los matices de ficción interactiva, Death Road to Canada sorprende con conversaciones autoconscientes e inteligentes. Es en esos momentos donde se toman las decisiones más relevantes del juego, como a dónde ir tras obtener el abastecimiento pertinente o si explorar una comisaría abandonada. Los menos duchos en el idioma de Shakespeare encontrarán en el abundante texto un escollo difícil de superar, puesto que este indie sigue sin gozar de una traducción al español. Obviamente, eso no penaliza ni resta méritos al juego, pero sí que es recomendable afrontarlo con unas mínimas bases de inglés porque de una nimia conversación puede depender incluso la vida de nuestro personaje. Y en una obra con muerte permanente, eso es decir mucho.

El que se maneje bien con el inglés encontrará diálogos muy variados, que dan pie a distintas situaciones y en los que nunca hay una respuesta evidentemente correcta. Solo la repetición exhaustiva permite conocer el resultado de ciertas decisiones, pero eso tarda bastante en aprenderse, y más en un juego en el que ninguna partida es idéntica a la anterior. Complementar la acción frenética de las oleadas con momentos de calma y toma de decisiones es una de las mejores elecciones de Rocketcat Games, así como el elemento diferencial de este indie.

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Cada run, una aventura distinta

Quizá la comisaría antes mencionada oculte montones de recursos y sea un elemento clave para superar el viaje. Las mismas opciones hay de que sea un nido de zombis hambrientos de carne pixelada, pero puede que no tengamos suficiente gasolina como para permitirnos el lujo de ignorar una posible fuente de combustible. Solo hay una forma de descubrirlo y ninguna -más allá de invertir horas en el juego- de anticipar cuál puede ser el resultado. Intuición y suerte se dan la mano en un título en el que las decisiones tienen suficiente peso como para sentenciar una partida. Así, la obra es muy satisfactoria en este aspecto, sobre todo cuando desconocemos todas las posibles consecuencias y nos limitamos a experimentar.

La variedad de personajes que podrán unirse a nuestro equipo deviene en la misma diversidad de situaciones posibles, por lo que tardaremos mucho en experimentar una partida que siquiera sea similar a la anterior. En cierto modo, la posibilidad de reclutar a otros supervivientes, cada uno con sus habilidades y caracteres, dota a este indie de un interesante matiz de RPG. Es imposible que un viaje no sea entretenido, por más que la vida de los personajes esté en juego, si nuestros acompañantes son un cachorro o un profesional de la lucha libre. Y el estilo con el que están creados los sprites de cada uno sirve de agradable envoltorio para el regalo de estilo retro que es este indie.

Sin duda alguna, lo más interesante de Death Road to Canada es que incluso la mejor run puede concluir catastróficamente en algún momento. Una mala noticia que trastoca los planes del grupo, la escasez repentina de víveres o un ataque sorpresa de una oleada irrefrenable de zombis son algunos de los más inesperados y terribles designios del azar. Es esa variedad de situaciones posibles la que proporciona densidad al título de Rocketcat, que, como todo buen roguelite, promete muchas horas de diversión. Puede que más de uno termine frustrado cuando un imprevisto arruine su partida a escasos pasos de la frontera y quizá ese sea el gran "defecto" de Death Road to Canada, que el jugador no siempre tiene agencia sobre las partidas y la aleatoriedad no entiende de estrategias bien definidas o decisiones acertadas. Entrecomillamos "defecto" porque ese componente aleatorio es parte de los roguelite, pero la habilidad del jugador no siempre tiene la importancia que debería en la obra de Rocketcat Games.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.