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SimCity DS

La ciudad en tu bolsillo

El aclamado simulador ‘ciudadano' creado por Will Wright vuelve a la carga esta vez en tamaño portátil, conservando para la ocasión grandes dosis de entretenimiento con muchos aspectos loables y otros tantos algo por debajo de lo esperado.

Actualizado a
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Electronic Arts sabe explotar sus filones. Theme Park obtuvo un éxito aceptable tras su salida hace algunos meses a nivel mundial, una curiosa adaptación de un clásico que sorprendió a propios y extraños gracias a su capacidad para mantener al jugador enganchado durante horas sin un objetivo ‘real'. Sim City es la segunda apuesta de simulador de cara al mercado de verano, si bien el cartucho vio la luz hace ya bastante tiempo en Japón, una curiosa estrategia por parte de la compañía canadiense que obtuvo sus frutos en lo que a ventas se refiere.

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Meses más tarde llega a España la adaptación del considerado como uno de los diez mejores juegos de la historia de PC, un hito creado por Will Wright, en un principio ideado con otros fines que el de entretener con los que por aquél entonces contaba PC. Con sus más y sus menos, Sim City consiguió hacerse un hueco en la industria para convertirse en un filón, recibir hasta cinco entregas para ordenador y adaptaciones para consolas de sobremesa, como SNES o esta misma NDS.

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Una vez más, la carismática serie consigue convertirse en un referente inmediato dentro del amplio abanico de ofertas que ofrece la portátil de Nintendo, aunque no sin algunos defectos que reducen de un modo u otro la experiencia jugable, o dicho de otra manera: la simplicidad con la que se da lugar la construcción y el manejo de una ciudad tan grande como la que nosotros queramos crear. Partiendo de esta premisa, es difícil negar el encanto inherente que siempre tiene un Sim City.

Welcome, Mister Mayor

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Un terreno. Una ciudad. Un consejero. Un Alcalde. Sim City parte de una base muy sencilla que se desarrolla con normalidad, sin grandes sobresaltos y sin circunstancias ‘artificiales', que hagan dudar de nuestra labor real dentro del cartucho. Tomamos el papel de un Alcalde con ganas de crear una ciudad. Tras elegir un terreno y un buen nombre para la misma, procedemos a crear las infraestructuras necesarias para que el engranaje de la urbe se ponga en marcha. Centrales eléctricas, nucleares..., cualquier fuente de energía es buena para que la ciudad comience a recibir visitantes.

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El hecho en sí de construir nuestro pueblo no ha variado en absoluto; mientras nuestro consejero nos aleccione sobre cómo regir la ciudad, nuestro papel como alcalde nos exigirá crear carreteras y zonas preparadas para viviendas e industrias, cuyo desarrollo depende del lugar donde las situemos, la cercanía de las zonas residenciales, o incluso si está cerca de una fábrica de energía o no. Existen cientos de variantes posibles que alteran el guión de la urbe indistintamente, e incluso así muchas veces nos veremos obligados a lidiar con situaciones semejantes -por no decir idénticas- entre sí.

La dificultad, punto fundamental

La importancia de la mecánica del juego va reñida con los modos de dificultad que el cartucho nos ofrece al elegir en qué terreno deseamos comenzar a construir la ciudad. Cada uno de ellos presenta una situación específica, bien sea por posición geográfica o simplemente por la calidad del terreno. Sea como fuere, cada uno de estos terrenos está orientado a un tipo de jugador en pos de su experiencia en este tipo de simuladores. Pese a las apariencias, las dificultad no estriba tanto en lo ‘difícil' (valga la redundancia) que nos será edificar una urbe, sino más bien el fondo económico con el que comenzamos, siempre inferior al de los Sim City's originales.

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Esto conlleva dos cosas; primeramente una curva de dificultad mucho más alta que la normal en el modo de juego más fácil, y en segundo lugar una mayor exigencia de implicación por parte del jugador. Las decisiones que tomemos afectarán plenamente la estabilidad del pueblo, así como la evolución que éste vaya a sufrir con el paso del tiempo. Con respecto a lo primero, pese al considerable aumento de la curva de aprendizaje, ésta sigue siendo asequible una vez comencemos a dominar los aspectos fundamentales de la administración.

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Construyendo a golpe de lápiz

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Del mismo modo que Theme Park sustituía el ratón por el stylus, en Sim City todas las acciones que realicemos necesitarán del stylus. El lápiz se convierte una vez más en una herramienta fundamental para la construcción de carreteras y tendidos eléctricos. Sin embargo, el control del stylus no acaba de resultar tan agradable como el ratón de PC original; algo tan simple como construir una carretera en línea recta puede convertirse en un suplicio, algo que siempre tendremos que solucionar derruyendo el pavimento, con el correspondiente gasto económico de turno.

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Las otras funciones de la consola sí que han recibido un trato más justo. El propio stylus nos proporciona, además de todos esos irritantes problemas recién comentados, una gran libertad de movimientos cuando entremos en el gestor de creación, desde el cuál construiremos todo lo que vemos en la superficie. La pantalla inferior es la empleada para presentar datos, estadísticas y gráficos siempre y cuando nosotros lo deseemos, mientras que en la superior recae la tarea de enseñar el producto de nuestras ideas, es decir, la ciudad en sí.

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Junto con el modo principal de creación, encontraremos otros guiños interesantes como la posibilidad de salvar una ciudad en peligro de pique o tras recibir algún tipo de desastre natural, conjunto a un número más bien discreto de minijuegos referentes a los sucesos ‘paranormales' en los que también tendremos que tomar parte. Soplar para apagar un incendio, desplazar enemigos con el stylus o lidiar contra bestias inmundas son algunos ejemplos del siempre original sentido del humor del staff técnico a cargo de la franquicia.

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Técnicamente por debajo de lo esperado

Con NDS demostrando que gráficamente tiene aún muchísimo que dar de sí -véase Zelda: Phantom Hourglass-, Sim City queda algo limitado en este aspecto, principalmente debido a la falta de detalle apreciable al hacer zoom en el mapa general que representa la ciudad. Sim City DS parte de la base de la edición ‘3000' que apareció en PC hace ya muchos años, y en ese sentido podemos decir sin miedo a equivocarnos que el cartucho cumple con creces. Pero la falta de peatones, la casi imposibilidad de apreciar a los automóviles y otros factores que atañen al aspecto general de la ciudad son elementos que fácilmente podrían haberse incluido sin sacrificar calidad.

El sonido es otro cantar. Las melodías son las clásicas en la saga, tonos muy rítmicos, acompasados y tranquilos que nos invitan a dejar el volumen a medio nivel sin miedo de aburrirnos de los sonidos que escuchamos cada poco tiempo. Una gran variedad de composiciones según la situación en la que nos encontremos es otra de las bazas del juego, que además produce una sensación de bienestar enorme al comprobar que sí hay compañías que aún se preocupan por este aspecto.

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El resto de elementos que componen el apartado no pasan del regular, cumplen su función sin dar pie a poco más que a gozar de una vista muy general de la ciudad que estamos elaborando, algo que se nos antoja escaso como bien comentamos previamente. Pocos diseños de consejeros, pocos elementos en general a destacar en un apartado que, en regla general y salvando el sonido, podría haber sido mucho mejor. Aunque, eso sí, es suficiente para asegurar la diversión, y en cualquier caso superior al de Theme Park.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.