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Black The Fall

Black The Fall

Black The Fall, Análisis

Un mundo distópico post-industrial marcado por el yugo de un implacable comunismo. Así es Black The Fall, un indie que recuerda poderosamente a la obra de Playdead gracias a su estética y su mezcla de puzles y plataformas. ¿Logrará desmarcarse de sus grandes referentes?

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En 2014 un estudio debutante con sede en Rumanía, Sand Sailor Studio, arrancaba una prometedora campaña Kickstarter para dar vida a su primer proyecto, Black The Fall, una suerte de plataformas y rompecabezas marcado por la arrolladora personalidad de los títulos de Playdead, dando como resultado un Inside de marca blanca; o negra, puesto que su oscura ambientación post-industrial toma como referencia la obra del citado estudio danés para ofrecer un título lleno de claro-oscuros, momentos más que interesantes y otros que no logran estar a la altura. Ahora, con un cambio de rumbo desde su concepto inicial y bajo el auspicio de Square Enix Collective ‒una iniciativa de la compañía nipona para potenciar proyectos independientes‒, Black The Fall llega finalmente a PC, PlayStation 4 y Xbox One.

Tal y como ocurre con los citados ejemplos, Black The Fall nos reta a sobrevivir a continuos desafíos y rompecabezas, unos más complejos que otros, esta vez mediante un claro abuso del ensayo-error. Varias son las mecánicas a las que deberemos recurrir durante su desarrollo, desde el sigilo a la resolución de puzles, pasando por secciones centradas en nuestra habilidad para superar plataformas o huir a la carrera de una amenaza concreta; si morimos en un momento concreto ‒y lo haremos continuamente‒, arrancaremos de nuevo ante el mismo obstáculo, en la misma zona. Y es que Black The Fall presenta un buen puñado de capítulos divididos en varias secciones, cada una de ellas protagonizada por un desafío concreto; si superamos uno, pasamos de forma inmediata al siguiente, y así de forma sucesiva.

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A decir verdad, el ritmo es bastante ágil, gracias en parte a una dificultad no muy elevada pero que en determinados momentos puede llegar a desesperar, ya sea por una solución nada evidente o por un control con cierto margen de mejora; aun así, muchas de las mecánicas que iremos descubriendo ‒con el fin de superar el obstáculo o enemigo de turno‒ se nos presentará de forma clara mediante carteles integrados en el mismo escenario. Como punto positivo, algunos rompecabezas son realmente ingeniosos e incluso pueden llegar a sorprender al jugador más curtido en este tipo de experiencias. Aunque el principal contratiempo de Black The Fall es su falta de personalidad, evocando a un continuo dejà vú, a una dirección artística y una jugabilidad que se queda a medio camino de lo que realmente esperamos de un nuevo representante del género.

En lo general, el título de Sand Sailor Studio no defrauda, es más, puede llegar a resultar entretenido y desafiante por su clara apuesta por el sigilo en lugar de la acción directa. Eso sí, su desarrollo es bastante plano, sin momentos especialmente sorprendentes que puedan quedar marcados en nuestro subconsciente y que tan bien hacen los títulos de Playdead, sin ir más lejos. Su duración nos ha parecido bastante ajustada para el género en el que nos movemos, con unas 3 horas de media si no nos quedamos atascados en muchas ocasiones; eso sí, la rejugabilidad quedará bastante tocada una vez memoricemos los sectores más comprometidos, lo que nos permitirá superar el título en apenas hora y media en una segunda pasada.

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Pero antes de seguir profundizando en su jugabilidad y las posibilidades que ofrece, es necesario detenerse ante uno de sus aspectos más llamativos: la ambientación y el contexto en el que se desarrolla la aventura. Black The Fall nos lleva a un mundo distópico y post-industrial sumido en la dictatoriedad de un implacable régimen comunista; y es que su apuesta por los escenarios grises y oscuros con ciertos toques de rojo intenso resulta del todo acertada. En la piel de un trabajador cansado de obedecer emprendemos una huida que nos llevará por todo tipo de escenarios, siempre en perspectiva 2,5D de avance lateral, eso sí, con algún giro de cámara para ciertas secciones, algo que se agradece y que lo desmarca de sus claras referencias.

A medida que avanzamos contamos con diferentes ayudas, ya sea un láser con el que activar mecanismos o dar órdenes a otros trabajadores ‒algo similar a lo visto en The Swapper, pero con distintas aplicaciones‒ o la asistencia de un curioso compañero robótico con el que podremos realizar acciones cooperativas. La estética del título, tan enigmática como minimalista, nos anima a seguir adelante con el fin de ver qué ocurre con el peligroso periplo de nuestro sufrido protagonista; con todo, la historia en sí no resulta tan sorprendente como en otros títulos similares, especialmente por su irregularidad tanto en lo narrativo como en las sensaciones a los mandos. En este aspecto, no llega a la excelencia de productos tan bien acabados como los citados anteriormente.

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A nivel técnico ofrece, de nuevo, aspectos destacables y otros no tan cuidados; en muchas ocasiones el personaje se muestra torpe, con unas animaciones demasiado forzadas que no resultan muy naturales. Los escenarios ofrecen un panorama desolador por la propia ambientación del título; mientras que algunos niveles presentan parajes incluso sorprendentes por su profundidad y detalle, otros simplemente no están a la altura. El silencio inunda el título, dejando como grandes protagonistas los diferentes efectos de sonido, algunos necesarios para nuestro avance, como el uso del propio sonido en una sección totalmente oscura; en este sentido, echamos en falta más recursos de este estilo que sin duda otorgarían a Black The Fall esa pizca de personalidad y variedad que le falta.

7.2

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.